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Éxodo 2 15 124
Moisés,
Te presentamos a...
líder, legislador y profeta
Sin duda alguna Moisés es el personaje más representativo del Éxodo. El Deutero-
nomio describe su grandeza afirmando: «Nunca más surgió en Israel un profeta
igual a Moisés —con quien el Señor departía cara a cara—» (Dt 34 10). Fue
salvado de morir de pequeño y educado como egipcio en la corte por la hija del
Faraón, pues Dios lo había elegido para que le ayudara en la liberación de Israel.
Moisés fue un maravilloso instrumento en la formación del Pueblo de Dios. A
través de él Dios liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto y los invitó a hacer
una alianza con él. Era un líder sencillo, sin facilidad para hablar (Ex 4 10), que se
enojaba y desalentaba con cierta frecuencia (17 4). Llevaba una relación íntima
con Dios, realizó varios prodigios y ejerció su misión de líder liberador, profeta,
legislador y mediador, llegando a abogar por el pueblo ante Dios (Ex 32 11-14;
Nm 21 7). El final de su vida es conmovedor: muere ante la vista de la Tierra
prometida, sin entrar en ella (Dt 34 4).
Moisés es figura de Cristo porque comparte varias de sus características. Los
evangelios muestran cómo Jesús lleva a plenitud la misión de profeta, legislador, liberador del pecado y
mediador, a través de su vida, muerte y resurrección.
Ex 2 – 40
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En efecto, el Faraón se enteró de lo su- sus gemidos y se acordó de su alianza con
cedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pe- Abraham, Isaac y Jacob; dirigió su mirada
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ro este huyó del Faraón, y llegó al país de hacia los israelitas y los tuvo en cuenta.
Madián. Allí se sentó junto a un pozo.
El sacerdote de Madián tenía siete hi- El llamado y la misión de Moisés
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jas. Ellas fueron a sacar agua para llenar los Ex 6 2-13; Hch 7 30-34; Ex 19 12; Jos 5 15;
bebederos y dar de beber al rebaño de su Mt 22 32; Ex 7 8-12; Jr 1 6-9
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padre. De pronto llegaron unos pastores y 1
las echaron. Moisés, poniéndose de pie, sa- 3 Moisés, que apacentaba las ovejas
lió en defensa de ellas y dio de beber a sus de su suegro Jetró, sacerdote de Ma-
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ovejas. Cuando llegaron al lugar donde dián, llevó el rebaño más allá del desierto
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estaba Reuel, su padre, les preguntó: «¿Por y llegó al monte de Dios, al Horeb. Allí se
qué hoy han vuelto tan pronto?». «Un le apareció el Ángel del Señor en una llama
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hombre, un egipcio —le explicaron ellas—, de fuego, que salía de en medio de la zar-
za. Al ver que la zarza ardía sin consumir-
nos libró de los pastores, nos sacó agua, y 3
hasta dio de beber al rebaño». «¿Dónde se, Moisés pensó: «Voy a observar este
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está ese hombre?», preguntó él a sus hijas. grandioso espectáculo. ¿Por qué será que
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«¿Por qué lo dejaron allí? Invítenlo a co- la zarza no se consume?». Cuando el Se-
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mer». Moisés accedió a quedarse en casa ñor vio que él se apartaba del camino para
de aquel hombre, y este le dio como espo- mirar, lo llamó desde la zarza: «¡Moisés,
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sa a su hija Sipora. Ella tuvo un hijo, y Moisés!». «Aquí estoy», respondió él. Y
Moisés lo llamó Gersón, porque dijo: «Fui Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí.
un inmigrante en tierra extranjera». Quítate las sandalias, porque el suelo que
estás pisando es tierra sagrada». Y agregó:
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«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de
El clamor de los israelitas
escuchado por Dios Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Ja-
cob». Moisés se cubrió el rostro porque tu-
Dt 26 7; Gn 12 1-4
vo miedo de ver a Dios.
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Pasó mucho tiempo y, mientras tanto, El Señor dijo: «Yo he visto la opresión
murió el rey de Egipto. Los israelitas, que de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído
gemían en la esclavitud, hicieron oír su cla- los gritos de dolor, provocados por sus ca-
mor, y ese clamor llegó hasta Dios, desde pataces. Sí, conozco muy bien sus sufri-
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el fondo de su esclavitud. Dios escuchó mientos. Por eso he bajado a librarlo del
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