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EXPERIENCIA INICIAL  Conecta T      pçó=cê~åÅáëÅç=ÇÉ=^ë∞ë










                             e asombra cómo se manifiesta Dios en los
                                                                      Se paró y se quedó mirando hacia adelante. Le pregun-
                             hermanos que me acompañan. Todos están
                             contentos de abrazar este nuevo modo de
                                                                      —¿A dónde conduce el camino que estás mirando?
                             vida, en pobreza, humildad y obediencia.  té:
                                                                      —Creo que a Siena —me respondió.
                             Ayer, al volver del bosque, el hermano Maseo
                  me preguntaba:                                      —Pues allí es adonde nos envía el Señor. Ya nos revelará
                                                                      para qué tenemos que ir a esa ciudad.
                  —¿Por qué todo el mundo va detrás de ti para que les ha-
                  bles de Dios? No vistes con elegancia, ni eres noble, ni  Cuando estábamos a punto de llegar, encontramos a dos
                  tienes estudios. ¿Te has preguntado qué hay en ti que  grupos de hombres que estaban luchando entre ellos con
                  atrae tanto a la gente?                             gran violencia. El Señor nos inspiró que nos colocáramos
                                                                      entre ellos y les anunciáramos la misericordia de Dios ma-
                  La interpelación de mi hermano me hizo mirar al cielo y
                                                                      nifestada en Jesucristo.
                  permanecí unos momentos en silencio. Al final, me atreví
                  a decirle:                                          Yo sabía que arriesgábamos nuestras vidas, pero aquellos
                                                                      hombres eran más importantes para Dios que dos pobres
                  —¿Quieres saber por qué me pasa esto a mí? Sin duda
                                                                      frailes cubiertos de harapos.
                  Dios ha mirado hacia la tierra buscando a alguien en quien
                  confiar la misión de anunciar el Evangelio a los más po-  Súbitamente, la Palabra de Dios surtió efecto. Los que
                  bres... y no ha encontrado a nadie tan inútil y tan indigno  peleaban dejaron de hacerlo y se pusieron a escuchar.
                  como yo. De este modo queda claro que la obra de la sal-  Incluso llegaron a hacer las paces y regresaron juntos a
                  vación viene de Él y no de ninguna criatura, para que nadie  la ciudad.
                  pueda atribuirse ningún mérito. Recuerda lo que decía
                                                                      Al ver esto, le dije al hermano Maseo:
                  san Pablo: «El que se gloríe, que se gloríe en el Señor».
                                                                      —¿Te das cuenta, hermano? Era necesario que viniéramos
                  No sé si la respuesta le habrá ayudado.
                                                                      a esta ciudad para que el amor de Dios fuera anunciado
                  Yo también me hago preguntas: ¿Cómo descubrir la vo-  a estos hombres, que estaban en peligro de muerte. Para
                  luntad de Dios? ¿Cómo saber lo que Dios quiere de no-  ir adonde no sabes, tienes que ir por donde no sabes.
                  sotros? ¿Cómo tomar la decisión correcta en cada en-
                                                                      Doy gracias a Dios todos los días por haberme concedido
                  crucijada del camino?
                                                                      participar humildemente en la reconstrucción de su Igle-
                  Esto fue lo que nos ocurrió hace algún tiempo al hermano  sia.
                  Maseo y a mí cuando íbamos de camino. Llegamos a un
                  cruce y me preguntó:
                  —Hermano Francisco, ¿qué camino debemos tomar?
                  —El que Dios quiera —le contesté sin dudar.
                  —¿Y cómo podemos saber cuál quiere Dios? —me re-
                  plicó—. ¿Es que nos va a dar alguna señal?
                  De pronto, tuve una inspiración y le dije:
                  —Sí que nos va a dar una señal. Ponte a dar vueltas sobre
                  ti mismo, como hacen los niños, y no te pares hasta que
                  yo te lo diga.
                  El hermano Maseo, en su deseo de obedecerme, comenzó
                  a dar vueltas y vueltas. Incluso llegó a caerse alguna vez.
                  Pero se levantaba inmediatamente y seguía girando. Hasta
                  que le dije:
                  —¡Párate!





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