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con toda seguridad hubo piezas metálicas no electrónicas. Teniendo en cuenta la teoría de Christopher Dunn, la cubierta
interior del Caos de la G.P. debió ser de algún material noble, inalterable por los ácidos utilizados. Pero Dunn no es el
único ingeniero que sostiene teorías de pirámides como centrales energéticas de tipo muy físico. Ahora veamos algunas
imágenes, valen por miles de palabras, pero infinitamente más que todos los libros de arqueología.
El Serapeum (o Serapheum) encierra otros misterios tecnológicos que concuerdan perfectamente con los de las
pirámides en general y la G.P. en especial, pues contien 21 tanques, contenedores o depósitos especiales que son
denominados en la arqueología "féretros" o "sarcófagos" sin que jamás -como en el resto- se hayan encontrado cadáveres
ni indicativos de que alguna vez los contuviera. El Serapeum tiene actualmente 21 tanques de granito o basalto completos
y existen al menos tres más, que fueron demolidos en época totalmente incierta.
Cada uno mide 2,30 de ancho, 3,80 metros de largo y 2,40 de altura hasta el borde. A ello se agrega la tapa, de unos 60
centímetros. Caben dentro ellos unas veinte personas de pie. El espesor de las paredes es de 42 centímetros. Lo
suficiente para que ningún tipo de radiación pueda salir al exterior. Cada una de estas moles pesa entre 60 y 70 toneladas,
más las 15 de la tapa. La mayor parte de los contenedores estaban abiertos, con las tapas caídas o deslizadas, pero
algunos estaban herméticamente cerrados. Los egiptólogos usaron dinamita para abrirlos, en vez de consultar con un
ingeniero. Observaron que el polvo de la explosión fue casi todo hacia el interior, a través de la pequeña abertura
provocada, por lo que los contenedores debieron estar... ¡sellados al vacío !. Pero allí vino la otra sorpresa: No contenían
nada.
Ni rastro de momias, esqueletos ni nada; sólo aire, pero antes de abrirse, ni eso. Estos depósitos son instrumentos de
alta tecnología y hechos con tecnología acorde a finalidades que nada tienen que ver con fúnebres "enterratorios de
familias reales". Los "depósitos fúnebres" de los arqueólogos, que se extienden fuera del contorno piramidal de
Sekhemkhet, son 132 almacenes que jamás han contenido cadáveres ni ajuar mortuorio de nadie, pero que son
sumamente parecidos a los depósitos de material pirotécnico, a los arsenales militares y a los depósitos de materiales
radioactivos de cualquier central nuclear. Incluso tenían puertas levadizas que debieron requerir de un sistema hidráulico
para ser abiertas y cerradas. Nadie haría esos costosos mecanismos para visitar a los muertos. En la pirámide de Djoser,
en el fondo de un pozo, se encontró un esqueleto en la cámara inferior, sin elementos funerarios apropiados como tales, ni
dato alguno que lo relacione con el supuesto faraón y que bien pudo pertenecer a un profanador o a un curioso que cayó
allí varios milenios atrás, pero muchos milenios después de haberse abandonado la pirámide.
Otro detalle que pasa desapercibido a los dueños de la historia oficial, es que las perforaciones hechas en varios de los
tanques de granito o de basalto, tienen por finalidad el equilibrado de su peso, para lo que se utilizó una tecnología similar
a la que usan nuestros mecánicos a la hora de balancear el peso de un motor. Más curioso aún, es el hecho de que
semejantes moles hayan sido colocadas en insertos en el piso, para evitar su desplazamiento... ¿Se imagina el Lector
cuán difícil es mover una masa de base plana, de 2,30 x 3,8 metros, con 2,4 metros de alto y cerca de ochenta toneladas?
(o setenta como mínimo, según algunos calculistas). Esta colocación de encajados en el suelo sólo tiene una explicación:
"antivibración" y/o "antidesplazamiento". Indica que los tanques debieron contener algún tipo de energía, capaz de producir
oscilaciones y de afectar a los propios contenedores. No hay otra explicación dentro del amplio espectro racional de la
ingeniería.