Page 142 - El Necronomicon
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Y cuando hayáis puesto pan para que coma el muerto, recor-
       dad rociarlo con miel, pues le agrada a la Diosa que Nadie Adora,
       quien vaga por las calles durante la noche, entre los ladridos de
       los perros y los gemidos de los infantes, porque en Su época se
       construyó un Templo para Ella, y se le hicieron sacrificios de be-
       bés para que salvara a la Ciudad de los Enemigos que moran en
       el exterior. El Número de niños muertos de esa manera es incon-
       table y desconocido. Y Ella Salvó aquella Ciudad, pero fue toma-
       da poco después, cuando la gente dejó de ofrecerle infantes. Y
       cuando el pueblo volvió a ofrendárselos, justo en el momento del
       ataque, la Diosa les dio la espalda y huyó de su templo, adonde
       ya no retornó jamás. Y el Nombre de la Diosa ya no se conoce. Y
       Ella hace que los niños se sientan inquietos, y que lloren, y ésa
       es la razón por la que se ha de verter miel sobre el pan sagrado,
       porque está escrito:

       Pan del Culto de los Muertos en su Lugar yo como
       En la Corte preparada
       Agua del Culto de los Muertos en su Lugar yo bebo
       Una Reina soy, Quien para las Ciudades se ha convertido en una
          extraña
       Aquella que viene de las Tierras Bajas en un bote hundido
       Soy yo.

       SOY LA DIOSA VIRGEN
       HOSTIL A MI CIUDAD
       UNA EXTRAÑA EN MIS CALLES
       ¡MUSIGAMENNA URUMA BUR ME YENSULAMU
          GIRME EN!
       Oh, Espíritu, ¿quién te entiende? ¿Quién te comprende?

          Ahora bien, hay dos Encantamientos para los Antiguos trans-
       critos aquí, que son bien conocidos para  los  Hechiceros  de  la
       Noche: aquellos que hacen imágenes y las queman bajo la Luna
       y otras Cosas. También queman hierbas ilícitas, e invocan Males
       tremendos, y, se dice, sus Palabras jamás son escritas. Pero és-


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