Page 388 - Dune
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A través de la niebla de la droga, Paul supo que tenía razón, y la apretó aún mas
           fuerte contra él, salvajemente.
               —¡Sihaya! —gritó.

               Ella apoyó la palma de su mano en su mejilla.
               —Ya no tengo miedo, Usul. Mírame. Cuando me abrazas así, también yo veo lo
           que tú ves.

               —¿Qué es lo que ves? —preguntó él.
               —A  nosotros  dos  dándonos  mutuamente  amor  en  un  momento  de  calma  entre
           tormentas. Eso es lo que debemos hacer.

               La droga se apoderó nuevamente de él, y pensó: En tantas ocasiones me has dado
           tranquilidad y el olvido. De nuevo le aferró la hiperiluminación, con sus detalladas
           imágenes  del  tiempo,  y  sintió  su  futuro  transformarse  en  recuerdos:  las  tiernas

           agresiones del amor físico, la comunión de identidades, la participación, la dulzura y
           la violencia.

               —Tú eres fuerte, Chani —murmuró—. Quédate conmigo.
               —Siempre —dijo ella, y le besó en la mejilla.


























































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