Page 9 - FANZINE
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La gran pregunta del qué querer ser, es algo más que complejo de decidir, porque a medida que uno piensa y piensa, más le gusta
cómo uno es en realidad. Comenzando por lo más común: un animal. Un animal puede ser una elección sabia, ¿Pero hasta cuándo?
Un animal doméstico lo único que hace es comer, beber, dormir y gritar en su idioma a cualquiera, por lo que tendería a ser un
poco aburrido. Un animal no doméstico siempre busca el afán de sobrevivir, estar todo el día con el estrés de poder ser comido y
qué comer, a pesar de estar libre en el ambiente. Si bien hemos leído los textos de Kafka, cuando se cambia al cuerpo humano que
poseemos por uno animal, conservando el raciocinio homo sapiens, se convierte una total prisión el nuevo cuerpo que se adopta;
por lo que la opción de un animal se descarta. Por otro lado, querer ser una cosa es incluso peor, porque se sería un ser inerte sin
capacidad de decidir en absolutamente nada y estar condenado a sufrir un deterioro lento e intruso. La opción de un astro no suena
tan mal, pero si se piensa en la bastedad del universo y el espacio, se seguiría siendo un ente inerte y destinado a una explosión de
todo su ser. Parece que ninguna opción propuesta llamó la atención, pero dejando de lado los aspectos “deprimentes” que tengan el
abandonar el cuerpo que uno posee y que en muchas ocasiones intermitentes en realidad se es capaz de encontrar momentos de
felicidad, sería más razonable pensar ¿Qué cambiar de cada uno? Para finalizar y poder responder brevemente la pregunta
propuesta y, saliendo del toque deprimente de todo este texto y del por qué nada tiene sentido, una
sabia decisión a elegir sería escoger uno de los llamados “superpoderes”, sería el de omnilingüismo.
Desde niño siempre he sentido pasión por aprender nuevos idiomas, hasta tal punto que siempre
estoy aprendiendo cosas nuevas lingüísticas y comprensión de nuevos idiomas. Actualmente voy por
el dominio de dos idiomas aparte de mi lengua materna: inglés y francés.