Page 139 - mago de oz
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tan grande como un elefante, y el trono verde
parecía resistir apenas su peso. La bestia tenía la
cabeza de un rinoceronte, aunque con cinco ojos;
de su cuerpo salían cinco largos brazos y sus
patas eran también cinco, y muy delgadas. Lo
cubría un pelaje muy espeso y no podría
imaginarse un monstruo más espantoso. Fue una
suerte que el Leñador careciera de corazón,
porque el terror le habría acelerado muchísimo
sus latidos. Claro que, como era sólo de
hojalata, no tuvo nada de miedo.
—Soy Oz, el Grande y Terrible—manifestó la
bestia con voz que era un rugido—. ¿Quién
eres y por qué me buscas?
—Soy el Leñador de Hojalata. Por eso no tengo
corazón y no puedo amar. Vengo a rogarte que
me des un corazón para poder ser como otros
hombres
—¿Por qué habría de hacerlo? —preguntó la
bestia.
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