Page 29 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Entonces, ¿por qué ha tenido ese ladrón el empeño de hacer visar su pasaporte en Suez?

                   ¿Por qué?... No lo sé, señor cónsul  dijo el agente , pero oídme...

                  Y en pocas palabras refirió los más importante de su conversación con el criado del
                  susodicho Fogg.

                   En efecto  dijo el cónsul ; todas las presun-ciones están contra él. ¿Y qué vais a hacer?

                   Expedir un despacho a Londres con petición urgente de un mandamiento de prisión,
                  embarcarme en el "Mongolia", seguir al ladrón hasta la Indias, y en aquella tierra inglesa
                  salirle al encuentro cortésmente con mi orden en la mano.

                   Después de pronunciar estas palabras con frial-dad, el agente se despidió del cónsul y se
                  dirigió al telégrafo, donde envió al director de la policía metro-politana el despacho ya
                  mencionado.

                  Un cuarto de hora más tarde, Fix, con su ligero equipaje en la mano y bien provisto de
                  dinero, se embarcaba en el "Mongolia", y muy luego el rápi-do buque surcaba a todo vapor
                  las aguas del Mar Rojo.



                  IX


                  La distancia entre Suez y Adén es exactamente de mil trescientas millas, y el pliego de
                  condiciones de la Compañía concede a sus vapores un transcurso de ciento treinta y ocho
                  horas para andarlo. El "Mongo-lia" cuyos fuegos se activaban considerablemente,
                  marchaba de modo que pudiese adelantar la llegada reglamentaria.

                  La mayor parte de los viajeros embarcados en Brindisi iban a la India. Unos se
                  encaminaban a Bom-bay y otros a Calcuta, pero por la vía de Bombay, por-que desde que
                  un ferrocarril atraviesa en toda su anchura la península hindú, ya no es necesario doblar la
                  punta de Ceylán.

                  Entre los pasajeros del "Mongolia" había algunos funcionarios civiles y oficiales de toda
                  graduación. De éstos pertenecían unos al ejército británico propiamen-te dicho, otros
                  mandaban tropas indígenas de cipayos, todos con muy buenos sueldos, aun ahora después
                  que el gobierno se ha sustituido a los derechos y cargas de la antigua Compañía de las
                  Indias. Los subtenientes tenían trescientas libras de sueldo, los brigadieres dos mil
                  quinientas y los generales cuatro mil.

                  Se vivía por lo tanto, bien, a bordo del "Mongolia" entre aquella sociedad de funcionarios,
                  con los cuales alternaban algunos jóvenes ingleses que con un millón en el bolsillo iban a
                  fundar a lo lejos establecimientos de comercio. El "purser", hombre de confianza de la
                  Compañía, igual al capitán a bordo, lo hacía todo con suntuosidad, en el "lunch" de las dos,
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