Page 201 - Huasipungo - Jorge Icaza
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J o R G E .l e A .Z A
esclavos, nosotros llevamos la tierra fecunda en
nuestras entrañas mezclada con nuestra sangre.
¡Hombres de la ciudad venid, carajos! ¿Dónde
están las voces que llaman? ¿Dónde?
Toda la loma con sus cien huasipungos jadeaba
en medio del valle como si hubiera tomado vida en
la hiperestesia de la espera.
Se secan las bocas, se escaldan los ojos escudri-
ñando entre el monte.
Allá, como una huasca sonora de mil lazos, la
voz del cuerno que sopla el Andrés, subido a una
tapia, les arrastr.a en torrente ciego.
Parece que la loma se ha despertado, mientras el
valle y la montaña con sus mil huasipungos siguen
dormidos. Despertar parcial, despertar esporádico
que pone más. furia eles ordenada y salvaje en los
rebeldes .. El cartel sonoro del cuerno no entró en
todas las chozas. Las cien familias indias se pre-
cipitaron solas. La tiena siente el cosquilleo de los
pies desnudos que corren; los huasipungos de la
loma parecen cambiar su actitud de acurrucamien-
to pacífico por el acunucamiento de atisbo- de las
barricadas. Los árboles son torres inalámbricas
. con su telegrafista que ha abierto los
ojos en la punta. Las, abras y las
zanjas de las rocas se engordan -de ar~e-
202 nal bélico.
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"