Page 19 - Mayo2018
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buscaba con todo mi Amor, nunca te
                                                 abandoné ni me fui de tu lado, fuiste
                                                 tú el/la que te perdías por la maleza de
                                                 este mundo”.
                                                    Hay un  lema muy carmelita:  ¡Por
                                                 María a Jesús! Ella es la Madre de
                                                 la Iglesia, cuya memoria litúrgica
                                                 celebraremos el lunes de Pentecostés.
                                                 Un regalo maravilloso. Mirándola,
                                                 digámosle:
                                                    ¡Hoy te queremos nombrar con
                                                 el nombre más bonito que jamás se
                                                 inventó: MADRE! Te queremos sentir
                                                 cerca, en los momentos alegres y
                                                 en los difíciles, que no nos falte tu
                                                 comprensión, tu ayuda, tu aliento
          la sed de felicidad en tantas fuentes   maternal que anime nuestro caminar.
          que no sacian?
                                                 Madre, te damos lo mejor que tenemos:
            Sólo en Dios quedan satisfechas      nuestro amor. ¡Oh María, llévanos a
          tus ansias de plenitud, sólo en el     Jesús, el fruto bendito de tu vientre!.
          encontrarás la paz del corazón. En cada
          Eucaristía se realiza sacramentalmente   Desde el Claustro, oramos
          el misterio de tu redención, porque               por todos.
          sobre el Altar vuelve Jesús a dar la
          vida por ti, sólo por ti, con un amor
          exclusivo y personal.  Y conocer y
          sentir este amor es la mayor felicidad
          que en esta vida terrena podemos
          alcanzar, porque nos hace elevar
          nuestra mirada al cielo, que baja hacia
          nosotros, uniéndonos a los ángeles y
          a los santos.

            Hoy te dice, me dice, el Señor
          Jesús:  ¿Dónde  están  tus  acusadores?
          Mira mis llagas gloriosas y mi Corazón
          atravesado; ésta es la mayor prueba de
          mi amor por ti. He pagado tu deuda.
          Cuando estabas extraviado, yo te


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