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VIRGEN DEL
María Siempre
ROCÍO
Alfonso Moreno, O. Carm.
Una de las advocaciones marianas más
populares en el pueblo andaluz es “La Virgen
del Rocío”. Se conjuga la fe y el folclore. La
conocemos también como “Blanca Paloma”
o “La Reina de las Marismas. Se venera en el
Santuario de El Rocío en Almonte (Huelva).
Fiesta que celebramos en Pentecostés.
La Virgen María tuvo una relación
especialísima con el Espíritu. Dios intervino
de una manera extraordinaria en su vida
al liberarla del pecado original con el que
venimos todos manchados a este mundo. Así
lo afirma Pío IX en la encíclica Admirabilis Deus
Pío IX el 8 de diciembre de 1854, al proclamar el Dogma de la Inmaculada
Concepción.
Esta santidad original de la Virgen María queda de manifiesto en la
Anunciación del Ángel. Recogemos las palabras del Concilio Vaticano II:
“Por lo que nada tiene de extraño que entre los Santos Padres prevaleciera
la costumbre de llamar a la Madre de Dios totalmente santa e inmune de toda
mancha de pecado, como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu
Santo. Enriquecida desde el primer instante de su concepción con el resplandor
de una santidad enteramente singular…” (LG 56).
María se dejó llevar siempre por el Espíritu. María interceda para que el
Rocío del Espíritu Santo se derrame abundantemente sobre todos nosotros
en estas fiestas de Pentecostés:
“Vemos que los Apóstoles, antes del día de Pentecostés, perseveraban unánimes
en la oración con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, con los hermanos
de éste (Hech 1,14), y que también María imploraba con sus oraciones el don del
Espíritu, que en la anunciación ya la había cubierto a ella con su sombra” (LG 59).
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