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Camino a la Victoria
Por supuesto el edificio no se movió. Pero en los últimos años de mi vida he visto a muchas
montañas moverse debido a mi fe en Dios.
El punto aquí es este: Tu fe en sí significa muy poco. ¿Entonces de que te estamos
hablando?
Marcos 11:22 «Respondiendo Jesús les dijo: Tened fe en Dios.»
¿A quién le estaba respondiendo Jesús? Jesús tuvo hambre cuando salió de Betania e iba
camino a Jerusalén. Él vio una higuera que tenía hojas y fue a ver si tal vez hallaba en ella
algo; pero cuando llegó a ella no halló sino hojas. Entonces Jesús dijo a la higuera: «Nunca
jamás coma nadie fruto de ti.» Los discípulos lo escucharon. Después fueron a Jerusalén y
Jesús limpió el templo de toda clase de mercaderes y cambistas de dinero que estaban
sacando provecho de la ignorancia de la gente. Entonces se encontró con los líderes de la
religión judía, quienes estaban en desacuerdo absoluto con sus enseñanzas. Pero al llegar la
noche, Jesús salió de la ciudad y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había
secado desde las raíces. Entonces, Pedro recordó lo que Jesús había dicho y le dijo,
«Maestro, mira, la higuera…» No podía entender cómo pudo pasar eso. Fue en ese
momento que Jesús dijo, «Tened fe en Dios.»
Nosotros podemos tener fe en muchas cosas: en la salida y puesta del sol, en la tecnología,
la ciencia, los alimentos, la educación -y todo esto está bien. Pero, solamente nuestra fe en
Dios es la importante. Cuando tú vas a dormir por la noche, esperas levantarte al día
siguiente. Esta es una fe indirecta en Dios, porque es Dios quien crea el día y la noche.
Cuando uno planta semillas en la primavera, espera levantar la cosecha en el otoño
siguiente. También ésta es una fe indirecta en Dios, aunque uno no lo sepa, porque es Dios
quien envía la lluvia para nutrir las semillas que están en la tierra. Cuando uno se sube a un
carro, tiene fe en la tecnología con que éste ha sido manufacturado; pero también es la fe
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