Page 10 - La Rebelión de los Bolsillos Rotos
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Ronald J. Acosta Pineda
Encerrar entre las paredes del tiempo y el dinero a la li-
bertad financiera es encarcelar la libertad en su extensión y
agotarla en definiciones sobre el deseo y el tener. Además,
que la persona sea la responsable de alcanzar o no la libertad
financiera es una manera de distraer la responsabilidad con
el otro, aunque también de legitimar el capitalismo consu-
mista. La felicidad o la infelicidad, la pobreza o la riqueza,
la salud o la enfermedad es, según sus bases tambaleantes,
exclusivamente responsabilidad de la persona, a lo que Ed-
gar Cabanas y Eva Illouz, en su libro Happycracia, dirán
que, además de legitimar la cultura neoliberal, legitima tam-
bién la idea de que no hay problemas estructurales (como la
corrupción, las desigualdades sociales, la injusticia, entre
otros), sino solo deficiencias psicológicas; en definitiva, que
no existe la sociedad sino solo los individuos.
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Esta manera descafeinada de ver la libertad financiera no
solo obliga a las personas a conseguir éxito financiero para
tener tiempo y dinero, sino también a que carguen con la
culpa de no ser capaces de llegar a la cima y superar las ad-
versidades. Así mismo, el enfoque individual en el que se
soporta deja coja a la ética en su cometido integral que busca
el cuidado de sí, el cuidado del otro y el cuidado de lo otro.
Sobre este enfoque individual hay contradicciones pro-
pias de ideologías con débil fundamento. Si la autorrealiza-
ción (incluyendo aquí la libertad financiera) depende de cada
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