Page 214 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
               que sientes, observas sus reacciones. Cuando tanto tu padre como tu madre te
               abrazan y te dicen que todo irá bien y que cuentas con su apoyo, sabes que no es el
               fin del mundo. Pero según con qué padres, podría haber faltado muy poco para que
               lo fuera.
                     Los padres son los barómetros de las emociones para los niños y eso tiene un
               efecto dominó. No había visto llorar tanto a mi madre en toda mi vida, cosa que me
               asustó y me hizo llorar, lo cual asustó a Katie y la hizo llorar. Lloramos las tres juntas.
                     En cuanto a papá, se suponía que iba a vivir para siempre. Era quien podía  abrir
               la tapa de todos los tarros, quien arreglaba todo lo que se había roto, se suponía  que
               lo haría para siempre. El hombre que dejaba que me subiera a sus hombros, que me
               encaramara a su espalda, que me perseguía haciendo ruidos de monstruo, que me
               lanzaba al aire y me recogía al vuelo, que me hacía girar hasta que me mareaba y
               acababa en el suelo muerta de risa.
                     Y al final, sin haber tenido ocasión de decirle gracias y despedirme como es
               debido, mis últimos recuerdos de él son los tamaños de los ataúdes y los formularios
               médicos.
                     Sigo en Galway con mamá. En el salvaje Oeste. Hace un verano tan bonito que a
               ratos parece fuera de lugar. El ambiente no encaja con nuestro estado de ánimo, la
               risa de los niños que juegan en la playa llega hasta nuestras ventanas, los pájaros
               cantan y bailan por el cielo, lanzándose en picado para capturar comida fresca en el
               mar. No parece correcto amar el mundo y ver tanta alegría cuando ha sucedido algo
               tan espantoso.
                     Es como oír el eco del gorjeo de los bebés en la iglesia durante el funeral. No
               hay nada más alentador que oír la felicidad de un niño inocente en un sitio lleno de
               gente triste. Te recuerda que la vida sigue, que no se para salvo para aquel a quien
               estás despidiendo. Las personas llegan y se van y todos sabemos que así tiene que
               ser; sin embargo nos horroriza cada vez que sucede. Para usar el viejo tópico, la única
               certidumbre de la vida es la muerte. Es una certidumbre, es la única condición que
               nos imponen para vivir, pero a menudo dejamos que nos haga pedazos.
                     No sé qué hacer ni qué decirle a mamá para que se sienta mejor; supongo que
               nada lo conseguiría, pero verla llorar en silencio todo el día me deja hecha polvo.
               Puedo oír su dolor en sus lágrimas. A lo mejor se le acaban.
                     Alex, tú eres médico del corazón. Conoces el corazón de pe a pa. ¿Qué puede
               hacerse cuando a alguien se le rompe el corazón? ¿Tienes alguna cura para eso?
                     Gracias por venir al funeral. Fue estupendo verte. Lástima que fuera en estas
               circunstancias. También fue todo un gesto que vinieran tus padres. A mamá le llegó
               al alma. Gracias por librarme de Comosellame; lo cierto es que no estaba de humor
               para discutir con él en la iglesia. Estuvo bien que viniera, pero si papá lo hubiese
               visto habría saltado de ese maldito ataúd y lo habría metido a él en su lugar.
                     Stephanie y Kevin volvieron a casa hace unos días, pero yo voy a quedarme un
               poco más. Me resisto a dejar sola a mamá. Los vecinos se portan de maravilla con
               ella. Me consta que estará en buenas manos cuando finalmente me vaya. No me he
               presentado a ningún examen y según me han dicho tendré que repetir el curso entero
               si quiero presentarme otra vez. Aunque no tengo muy claro que quiera pasarme un
               año más estudiando.
                     De todos modos tendré que irme a casa dentro de unos días ya que sin duda
               habrá un montón de facturas esperándome en el buzón. Es imprescindible que
               regrese antes de que me lo corten todo y me desahucien.
                     Gracias por haber estado a mi lado una vez más, Alex. ¿No empieza a ser típico
               que sea una tragedia lo que nos reúna?
                     Un beso,







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