Page 19 - El gran capitán
P. 19
- Ya, entiendo, mamá. Tengo que confiar que en el partido de vuelta remontaremos el resultado.
- No sólo eso. En todos los deportes sólo gana uno y todos los demás pierden. Es muy difícil ganar. Hay que aprender a perder, aceptar la derrota, aceptar los errores pero sin nunca desanimarse.
- Yo, no me creo el mejor, mamá.
- Eso, es muy importante, hijo. No hay que creerse ni el mejor ni superior a los demás. Siempre encontraras alguien mejor que tú pero hay un secreto.
- ¿Cuál?
- Confía en ti. No veas en los demás rivales. Piensa siempre en mejorar y en lo que puedes aprender. Esa es la clave del éxito. Algún día podrás ser el mejor en algo pero siempre con humildad.
- Mamá, te quiero muuuuucho. Déjame darte un abrazo. Cada día me enseñas una cosa nueva. Y ¿sabes una cosa? Creo que el problema de mis compañeros de equipo es ése. Cuando van perdiendo se frustran, se ponen nerviosos, se enfadan y perdemos de más. Mañana se lo voy a contar.
- Y, ¿cómo se lo vas a explicar?
- Puees, no sé. Pues... Ya sé con el ejemplo de Sergio Ramos que siempre marca en el minuto noventa y tantos. Por eso le llaman el gran capitán.
- Muy bien hijo, tú también llegarás a ser un gran capitán porque ser un campeón en la vida no es levantar muchos triunfos sino levantarse cada vez que te caes.
17
- ¡Qué mal, mamá! Como un profesional puede cometer ese error.
- Ya ves, hijo, en la vida no siempre se gana. A veces no salen bien las cosas. Lo importante es levantarse e intentar hacerlo mejor la próxima.
- ¡Fuera, Natalia! Grito, Pablo. ¡Vete de aquí! Tú no entiendes de fútbol, te da igual quién gane.
- Pablo, Pablo, tranquilo. Tu hermana no tiene la culpa. Hay que ser humildes y aceptar la derrota. Te voy a contar una historia.
Había una vez muchacha llamada “Mirada Limpia”. Era una mujer humilde pero muy fuerte gracias a su confianza. Miraba a todos con cariño y no deseaba el mal a nadie. Trataba igual a sus amigos y a sus enemigos. Y eso que vivía en un ambiente adverso. Todo el mundo se burlaba de ella por su fe. Muchos días lo pasaba mal pero tenía la seguridad de que al final iba a triunfar sobre el mal.
Su mirada era noble, respetuosa. Siempre veía las virtudes de los demás y reconocía sus aciertos. Cuando estaba con los niños les enseñaba a ver las bondades de los demás, a confiar en ellos mismos y a luchar porque al final el bien se impone al mal.
Si quieres ver la obra de teatro, pulsa aquí (9)
Si no hicieron la obra de teatro, pulsa aquí (16)