Page 20 - El gran capitán
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9.- Todo depende de ti
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Con la lección de su mamá, a Pablo se le pasó pronto el enfado por la derrota. Había sido un día duro y estaban cansados. Cenaron y se fueron a dormir muy pronto.
Al día siguiente, después del cole se pusieron a preparar la obra de teatro para su tía. - ¡Vamos, chicos! Que tenemos que ir pronto a casa. La tía llega en una hora.
- ¿Qué hay de merienda? Preguntó Natalia.
- Hoy tenemos un bocadillín de nocilla. ¿Os gusta?
- Si, mucho.
- ¿Habéis pensado algo para hacer a la tía? Porque a mí se me había ocurrido una idea. - ¿Cuál mamá?
Y por el camino les fue contando su idea. Ellos se imaginaban todo
- ¡Qué guay! Es muy fácil de hacer y a la tía le va a encantar porque se va a sentir identificada.
- Y recordad la historia que os cuento siempre de “Creativo sin límites” que con cualquier cosa hacía milagros.
- No, mamá, con cualquier cosa no, dijo Natalia. Que esa historia me la sé muy bien.
“Creativo sin límites” hacía maravillas con el pan y con la comida. Con un trocito de pan bendecido curaba a las personas y con un poquito de comida alimentaba a muchos pobres.
- Tranquila, mamá, añadió Pablo. Ya verás como hacemos un cuento maravilloso con mucha creatividad.
- Eso espero porque talento tenéis un montón.
Pablo y Natalia llegaron a casa y directamente se encerraron en su habitación. Su madre estaba sorprendida porque no estaban discutiendo. Salían a la cocina y volvían a encerrarse. En eso que sonó el timbre de la casa.
Y se volvieron rápidamente a su habitación. Mamá y la tía se quedaron hablando en el salón. Pasado un rato...
Natalia iba disfrazada con el traje de gimnasia rítmica y llevaba un plátano en la mano, como micrófono. Pablo llevaba una capa de superhéroe y el tambor de la cofradía.
- ¡Chicos! Ha venido la tía salid a saludarla.
- Hola, tía. No te podemos saludar. Estamos muy ocupados porque te tenemos una sorpresa preparada.
- ¡Mamaaaá! ¡Tíaaaa! ¿Estáis preparadas?
- Sí, ¿qué tenemos que hacer?
- Nada, simplemente poned atención y mucho silencio.
- ¡Por favor, un fuerte aplauso! Con ustedes: Totígeno y Cuicuí, los narradores de esta historia. - ¡Plas, plas, plas! Aplaudían la tía y mamá. ¡Bravo, bravo! Gritaban con fuerza.