Page 13 - PORTFOLIO MARINA ZARAGOZA TERUEL
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en los ámbitos intelectuales alicantinos. Hubo alicantinos accionistas de la ILE como Eleuterio Maisonnave o José Guardiola Picó, sin embargo, el representante más prestigioso del institucionalismo fue Rafael Altamira, que fue profesor en el Instituto de Alicante entre 1890-1898. En esta época el sistema educativo en la provincia mostraba muchas carencias como son la insuficiencia de escuelas, la falta de locales adecuados, y las elevadas deudas de los municipios con los profesores y las escuelas. Esta situación cambió a finales del siglo XIX, con la apertura de más escuelas, que aún así no tenían una buena situación. Destacan la Escuela-Jardín “Altamira” (1912) y el colegio “Primo de Rivera” que intentaba aplicar algunas de las ideas de la ILE con el contacto de los alumnos con la naturaleza. Los maestros/as utilizaban la prensa como método de denuncia por las malas condiciones en las que se encontraba la educación y para reclamar un mayor prestigio. La iniciativa educativa más interesante fue la Escuela Modelo creada en 1987 por el pastor protestante Francisco Albricias, convirtiéndose en el colegio más prestigioso de la ciudad por su carácter innovador y su tolerancia religiosa, puesto que las clases de religión no eran obligatorias.
En suma, al final de la Restauración la enseñanza arrojaba un balance muy penoso. El 1931, el Régimen Republicano emprendió un programa de reformas, en el que, por primera vez, el Estado asumió la enseñanza como una de sus principales obligaciones. Se buscaba la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, por lo que se apostaba por una escuela que fuese unificada, en la que tanto niños como niñas eran iguales ante la educación, la cual estuviese libre de prejuicios y dogmatismos. Otro punto importante fue el bilingüismo, ya que la introducción del valenciano en las escuelas no fue respaldado por las autoridades. La solución para reducir el analfabetismo fue modernizar y mejorar las condiciones materiales de la Enseñanza a través de innovaciones pedagógicas que ya estaban vigentes en Europa, multiplicándose los fondos destinados a la educación. Por una parte, los maestros y maestras que ya ejercían como tal, se realizaron diversos cursillos y semanas pedagógicas con el fin de difundir las nuevas teorías educativas. Por otra, El Ministerio intentó luchar contra los sueldos bajos y las diferentes categorías y salarios, incrementándose estos. En resumen, la política educativa republicana consiguió que la sociedad se implicase en la educación, interesándose cada vez más en ella.