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Joseph Proudhon (1809-1865)
Nacido en Besançon, de familia artesana caída en la miseria, tuvo que abandonar
sus estudios secundarios para trabajar en una imprenta. Se educó a sí mismo en
el curso de lecturas abundantes y desordenadas. En 1838, a los 29 años de edad,
recibió una beca de la Academia de Besançon para proseguir sus estudios en
París. Allí se relacionó con intelectuales revolucionarios, principalmente socialistas
y comunistas, tanto franceses como alemanes y rusos desterrados. Absorbió el
pensamiento de Hegel y de la izquierda hegeliana, así como el de los socialistas
utópicos franceses, Comte, Kant y otros autores. Marx alabó su obra sobre la
propiedad, pero atacó luego su Sistema de contradicciones económicas o filosofía
de la miseria, de 1846, en La miseria de la filosofía, de 1847. La ruptura de
Proudhon con Marx es considerada como el punto de partida (o, en todo caso, el
símbolo) de la larga disputa entre las tradiciones anarquista y comunista.
Proudhon, defensor del anarquismo, influyó sobre el movimiento anarquista, y
especialmente sobre Bakunin. Elegido diputado en la Asamblea Nacional, en
1848, expuso y defendió sus ideas en la prensa, y especialmente en el periódico
por él fundado, Le représentant du peuple –que cambió luego su título a Le
peuple y, finalmente, a La voix du peuple–. En 1849 fue encarcelado, pero durante
sus tres años de prisión siguió escribiendo y publicando. Después de unos años
de destierro en Bélgica, regresó a Francia, poco antes de su muerte.
Proudhon es conocido sobre todo por la frase en su primera obra (o «Memoria»)
sobre la propiedad: «La propiedad es el robo.» Sin embargo, Proudhon trató de
mostrar (en su segunda «Memoria») que, si bien es cierto que había combatido –
«y seguiría combatiendo»– la propiedad, se trataba de la propiedad que no deriva
del trabajo propio, es decir, de los medios de producción. Estos medios tienen que
ser comunes; es legítimo, en cambio, poseer los frutos del trabajo, ya que de no
ser así resultaría amenazada la independencia del trabajador. Justamente en
nombre de esta independencia, Proudhon se opuso vehemente a todo sistema