Page 65 - Demo
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Cuando voy por la calle, y un niño, o una niña emocionada, viene y me da un beso, me siento muy bien. Como me siento mal cuando me pasa lo contrario.
Porque hay mucho comemierda por ahí. Y mucha gente desconsiderada.
No se dan cuenta, coño, de que uno también tiene sus problemas y sus preocupaciones.
Un día, en el aeropuerto de Nueva Orleans, yo estaba de muy mal humor, porque mis maletas no aparecían.
Había cerca de mí un matrimonio con un chiquito como de ocho o diez años.
Y ella me decía: ‘’Alvarez-Guedes, hágale el cuento de la vaca’’.
¡Qué cuento de la vaca, ni qué carajo, como estaba yo! Hay otros que se me acercan y me dicen: ‘’Oye, quiero que sepas que todos los discos tuyos... y comprados...los he comprado todos’’.
Coño, ¿Y qué quieren, que se los regalen?
Otros me dicen: ‘’Oye Alvarez-Guedes, la que más simpatiza contigo es mi mujer.
Tiene la colección completa de los discos de mierda esos’’.
Pero el que le puso la tapa al pomo, fue uno que se paró al lado mío, y me dijo bajito: ‘’Cualquiera que te ve con esa cara tan seria, no se imagina lo hijo de puta que tú eres’’.
EL HUMOR ES UN REMEDIO III
VERAPIL 55






















































































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