Page 123 - VEJIGANTES FINAL JUNIO 2013 MASTER PARA TIENDA EC1
P. 123

Tercer acto

                                Joyalito, ay, Joyalito,
                                Joyalito, ay, Joyalito,
                             te olvidaron en el puente.

              Mamá Toña entra por la derecha y se detiene poco después del claro.

                                 MÁMA TOÑA
            (Después de mirar a Marta y a Clarita.) En buena hora nos libramos.
        Era el mismo vejigante del palmar. Con pelo rubio esta vez. (Señalando
        a Marta mientras mira hacia el cuadro de Benedicto.) ¡Ah!... ¡Si yo no
        hubiera temido que ésta viniera al mundo! (Señalando hacia el cuadro.)
        Te hubieras llevado un susto también, so tutenaco. Pero tuve que pensar
        en ésta y aguantar en la cocina... como los perros satos.
            Marta  rompe  a  llorar,  convulsivamente.  Clarita  se  le  acerca,  y  le
        echa los brazos por los hombros. La lleva hasta el sofá, donde la ayuda a
        sentarse. Permanece junto a ella y le acaricia el cuello. Los versos de joyalito
        se mezclan con el llanto de Marta:
                                Joyalito, ay, Joyalito,
                                Joyalito, ay, Joyalito,
                             te olvidaron en el puente.

            Mamá Toña contempla un segundo a Marta. Se dirige a la radiola y
        detiene el mecanismo.

                                 MÁMA TOÑA
            (Después de mirar a Marta.) ¿Por qué lloras? Lo que ha pasado es
        motivo de alegría, no de llanto. Clarita ha tenido el valor que nos faltó
        a las dos... Le sobró razón en lo que dijo. La felicidad se busca con los
        ojos bien abiertos, como el múcaro a la lombriz, no como el perro,
        menea que te menea la cola, porque teme la patada.
                                               Marta solloza violentamente.


                                 MÁMA TOÑA
            Marta, Martita... Te has empeñado en mirarte el pellejo, no el alma,
        y vives fuera de ti, como los peces varados en la marea baja.






                                                                      123
   118   119   120   121   122   123   124   125   126   127   128