Page 34 - VEJIGANTES FINAL JUNIO 2013 MASTER PARA TIENDA EC1

Francisco Arriví VEJIGANTES

sostienen unos segundos y, luego, receden a un término lejano, al tiempo que
gana sonoridad un extendido «pizzicato» de coquíes sobre estridencias de
grillos y «esperanzas».
Una luz plateada de luna, que atenúa el fuego del flamboyán, descubre
a Toña y al Español.
Toña aparece sentada en las arenas. Se apoya en su brazo izquierdo con
dejadez. El pañuelo con que cubría sus duros moños, desgreñados ahora,
se descuelga de un matojo. Su jubón y su falda revelan estrujamientos y
violencias. Fija la vista en las arenas frente a sí.
El Español, vestido con camisa vasca y pantalones de bayeta, ajusta
una boina a su cabeza. Un resto de borrachera le provoca débiles tumbos;
pero ya mira a Toña sin deseos. Se decide a recoger los guantes, el disfraz y
la careta de vejigante, dispersos al rededor de la muchacha. Les sacude la
arena y, luego, contempla a Toña un instante.

BENEDICTO
No hay que afligirse. Estas cosas tienen arreglo.
Toña guarda silencio.

BENEDICTO
(Subiendo la voz.)
He dicho que estas cosas tienen arreglo. Mañana hablaré con tu padre.
Toña levanta la cabeza lentamente. Reprime una tímida esperanza.

BENEDICTO
(Enfáticamente, buscando impresionarla.)
A primera hora.

TOÑA
(Débilmente, con temor de expresar su verdadero sentimiento.)
Yo no debo volver a casa.

BENEDICTO
¡Claro que volverás!

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