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¿POR QUÉ NO SOMOS CONSCIENTES DE ESTA LEY? ¿POR QUÉ NOS
CONFUNDIMOS?
Caemos en la ilusión de pensar que esta ley no siempre funciona porque
los frutos de lo que sembramos no se producen inmediatamente. La ley del
karma no funciona tan a corto plazo como cuando el niño pone la mano
en el fuego e inmediatamente se da cuenta que quema. La ley del karma
funciona como la agricultura: sembramos algo hoy y puede que hoy mismo
cosechemos frutos de otras semillas que sembramos en el pasado, pero el
fruto de la semilla que sembramos hoy lo vamos a cosechar en el futuro. Por
ejemplo, compramos una acción de una empresa que pone a trabajar niños y
que perjudica la ecología del mundo y al otro día se duplica su valor, entonces,
normalmente, decimos: “Esta ley no funciona”. La ilusión es porque la ley del
karma funciona a largo plazo y no como en el ejemplo del niño y el fuego. El
hecho de que la acción se multiplicó, se debe al fruto de una semilla (acción)
que sembramos en el pasado, pero la semilla que sembramos comprando
esta acción (y por lo tanto, apoyando que las empresas obliguen a los niños
a trabajar en las fábricas y contribuyendo a la contaminación del planeta)
va a producir un resultado o fruto no placentero en el futuro. De la misma
manera, aunque hoy siembre un cactus (que produce un fruto con espinas),
podría cosechar mangos que sembré en el pasado. En el apéndice 6 se
explica qué es lo que determina la calidad del fruto que vamos a cosechar y
la velocidad con la que pelecha.
“La causa de todo el sufrimiento en el mundo son las acciones egoístas
y todo el placer se deriva de la generosidad y el amor”, Shanti Deva
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