Page 9 - libro_jardineria_karmica
P. 9
Fertilizantes
Después de evitar los venenos que entorpecen la mente, debemos fertilizar
nuestro subconsciente. Para lograrlo, tal vez lo más importante es tener
una práctica espiritual (sadhana) constante (diaria), sin interrupciones y
con entusiasmo, que nos lleve a la paz y a la sabiduría interior. Una muy
buena práctica espiritual es hacer yoga y meditar. Un campesino recoge la
cosecha solamente después de haber trabajado por largo tiempo el campo.
La práctica espiritual permanente nos proporciona salud, despierta neuronas
en el cerebro para realmente comprender la ley del karma y actuar en
concordancia con ella, y nos hace conscientes de nuestra conexión con el
universo. El sadhana prepara el suelo (cuerpo y mente) para que las semillas
que sembremos no caigan en roca o espinas sino en tierra fértil. En el
apéndice 1 profundizamos más sobre este tema. Otros puntos que también
nos ayudan a fertilizar el suelo de nuestro subconsciente son: la compañía de
personas evolucionadas espiritualmente (satsang), desarrollar la capacidad
de concentrar la mente, los rituales devocionales, las autosugestiones, los
mantras y el contacto con la naturaleza. En nuestro libro Pensamiento positivo
y jardinería kármica profundizamos más sobre estos temas.
¿CÓMO FUNCIONA LA LEY DEL KARMA PARA CREAR NUESTRA
REALIDAD?
En pocas palabras podemos decir que la ley del karma funciona como la
agricultura. Teniendo un suelo ya preparado y fértil, tenemos que entender,
como decía Jesús que solamente podemos cosechar el fruto de las semillas
que sembramos. Si sembramos espinos, no podemos cosechar uvas (Gálatas
6, 7-10 y Mateo 7, 15-20). Cualquier acción u omisión del cuerpo, la palabra
o el pensamiento, produce una reacción semejante a la acción, palabra o
pensamiento original. Una semilla sembrada con una acción negativa, por
ejemplo, algo que causa dolor a otro ser, sólo puede producir frutos dolorosos.
10