Page 3 - Aldous Huxley
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                  Actualmente  no  siento  deseos  de  demostrar que la cordura es imposible. Por el
                  contrario,  aunque  sigo  estando  no menos tristemente seguro de que en el pasado la
                  cordura es un fenómeno muy raro, estoy convencido de que cabe alcanzarla y  me
                  gustaría verla en acción más a menudo. Por haberlo dicho en varios libros míos
                  recientes, y, sobre todo, por haber compilado una antología de lo que los cuerdos han
                  dicho sobre la cordura y sobre los medios por los cuales puede lograrse, un eminente
                  crítico académico ha dicho de mí que constituyo un triste síntoma del fracaso de una
                  clase intelectual en tiempos de crisis. Supongo que ello implica que el profesor y sus
                  colegas  constituyen otros tantos alegres síntomas de éxito. Los bienhechores de la
                  humanidad merecen ser honrados y recordados  perpetuamente.  Construyamos  un
                  Panteón para profesores. Podríamos levantarlo entre las ruinas de una de las ciudades
                  destruidas de Europa o el Japón; sobre la entrada del osario yo colocaría una
                  inscripción, en letras de dos metros de altura, con estas simples palabras: Consagrado a
                  la memoria de los Educadores del Mundo. Su MONUMENTUM  REQUIRIS
                  CIRCUMSPICE.

                  Pero volviendo al futuro... Si ahora tuviera que volver a escribir este libro, ofrecería al
                  Salvaje una tercera alternativa. Entre los cuernos utópico y primitivo de este dilema,
                  yacería la posibilidad de la cordura, una posibilidad ya realizada, hasta cierto punto, en
                  una comunidad de desterrados o refugiados del MUNDO FELIZ, que viviría en una
                  especie de Reserva. En esta comunidad, la economía sería descentralista y al estilo de
                  Henry George, y la política kropotkiniana y cooperativista. La ciencia y la tecnología
                  serían empleadas como si, lo mismo que el Sabbath,  hubiesen  sido  creadas  para  el
                  hombre, y no (como en la actualidad) el hombre debiera adaptarse y esclavizarse a ellas.
                  La religión sería la búsqueda consciente e inteligente  del  Fin  último  del  hombre,  el
                  conocimiento unitivo del Tao o Logos inmanente,  la  transcendente  Divinidad  de
                  Brahma.  Y  la  filosofía de la vida que prevalecería sería una especie de Alto
                  Utilitarismo, en el cual el principio de la Máxima Felicidad sería supeditado al principio
                  del Fin último, de modo que la primera pregunta a formular y  contestar  en  toda
                  contingencia  de  la  vida sería: ¿Hasta qué punto este pensamiento o esta acción
                  contribuye o se interfiere con el logro, por mi parte y por parte del mayor  número
                  posible de otros Individuos, del Fin último del hombre?


                  Educado entre los primitivos, el Salvaje (en esta hipotética nueva versión del libro) no
                  sería trasladado a Utopía hasta después de que hubiese tenido oportunidad de adquirir
                  algún conocimiento de primera mano acerca de la naturaleza de una sociedad compuesta
                  de individuos que cooperan libremente, consagrados al logro de la cordura. Con estos
                  cambios, UN MUNDO FELIZ poseería una perfección artística y (si cabe emplear una
                  palabra tan trascendente en relación con una obra de ficción) filosófica, de la cual, en su
                  forma actual, evidentemente carece.


                  Pero  UN  MUNDO  FELIZ  es un libro acerca del futuro, y, aparte sus cualidades
                  artísticas  o  filosóficas,  un  libro sobre el futuro puede interesarnos solamente si sus
                  profecías parecen destinadas, verosímilmente, a realizarse. Desde nuestro punto de mira
                  actual, quince años más abajo en el plano inclinado de la historia moderna, ¿hasta qué
                  punto parecen plausibles sus pronósticos? ¿Qué ha ocurrido en este doloroso intervalo
                  que confirme o invalide las previsiones de 1931?


                  Inmediatamente se nos revela un gran y obvio fallo de previsión. UN MUNDO FELIZ
                  no contiene referencia alguna a la fisión nuclear.  Y,  realmente,  es  raro  que  no  la
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