Page 162 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
“Vicente
Este es el primo de quien tanto te había hablado, lo que puedas hacer
por él, te quedare eternamente agradecida
Cariñosamente Marybel”
“Se me va inmediatamente para la embotelladora en Fontibón, y mañana me cuenta
como le fue, porque si no nos sale ahí, aquí tenemos más tarjetas para otras empresas
afortunadamente, tome para el taxi y chao…!”.
Ustedes, estimados lectores y lectoras, se estarán preguntando lo mismo que yo,
cuando me quede con la tarjeta ese día en la cafetería. Será que esta vieja echa mucha
paja…? Porque si se llama Gladys, firma la tarjeta como Marybel…?. Porque tan se-
gura me dice, si no hay en esta empresa, hay otras 30 mas…? Y porque en el tarjetero
únicamente tenia tarjetas de presentación de gerentes…? No de segundones…?
Todas las respuestas a sus interrogantes las encontraran, después de saborear
conmigo, un delicioso ceviche de camarones, o un filete de pargo rojo, o una cazuela
de mariscos, acompañados con un buen vino tinto o un buen whisky, es que
recuerden que, disfrutar de la lectura de este libro, acompañado de unos buenos tragos
o unas buenas galguerías, era mi objetivo. Después de estos cortos comerciales, siga-
mos con mi ángel, les parece…?, bueno…
Hice lo que Gladys, o mejor, Marybel, me dijo. Por mamar gallo, me fui a Coca-Co-
la. Después de mil entrevistas, exámenes psicotécnicos, pruebas de cultura general,
porque para entrar a esta empresa, los gringos son demasiado estrictos a la hora de
seleccionar el personal, sin embargo, yo soy un berraco, sobresalí en todo y el puesto
fue mío, no el que yo quería, pero por lo menos, como le dije a Gladys: “Ayúdeme a
entrar a las instalaciones de la empresa, que el resto, ya adentro, corre por cuenta
mía, nunca la haré quedar mal”. Y así fue, gracias mi ángel.
Antes de terminar la primera quincena de mi nuevo puesto, llame a mi ángel para
agradecerle la gestión y el respaldo positivo, ella me contesto: “Listo mijo, con mucho
gusto, ahora para reforzar la vaina, escoja con Vicente y usted, a tres Berracos
de allá que manden y que le sirvan en el futuro para su carrera en Coca-Cola”, na-
turalmente así lo hice. En el siguiente fin de semana, estaba a las 9 de la noche, en la
“Cortina roja”, un sitio nocturno, de propiedad de Gladys, que allí era Marybel, con más
de veinte viejotas, quedaba ubicado a espaldas de la carrera séptima con calle 32, ya
lastimosamente no existe, era un sitio muy elegante.
Ahora sí, creo que sus preguntas quedaron resueltas, cierto…? A mi si… lógicamen-
te, quede como condorito en su tira cómica, con un plop…!, es más, esa noche la pa-
samos del carajo, yo iba a pagar y Gladys, o Marybel, me llama a la barra del negocio
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