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4 al 10 de Septiembre de 2017
Pregón Feria y Fiestas
aireaban en las cuevas de las casas, para que, una vez oreado, se pudiese manipular. La Tía Inven-
ción acudía por los despojos, patas, estómago y tripas, los adecentaba y vendía a las casas, blan-
cos como la nieve y que, una vez guisados, eran como dirían los buenos chef “vocatis di cardinalis”
Las tascas de la Tía Juliana y del Tío Benito proporcionaban vinos a granel y, sobre todo, unas
buenas copas de aguardiente que aportaban a los trabajadores calorías sufi cientes para cumplir
con su jornada laboral. Merece especial mención el Bar de Matías, famoso por el punto de frescor
que daba a la cerveza, que no había día que el Sr. Cura, boticario y alcalde no se juntasen de ter-
tulia y tomarse sus correspondientes rondas de botellines.
Pero el lugar por excelencia de reunión era el casino, hecho por nuestros padres en medio de
una plaza del pueblo y aportando los materiales que disponían, sobre todo las vigas de madera de
la cubierta, que, al no ser de buena calidad, se hundió parte de la techumbre. Y fue, entonces cuan-
do se volvieron a unir todos los vecinos, que se hicieron socios, y con la cuota y las donaciones se
volvió a reconstruir en varias fases hasta quedar como en la actualidad. Mención especial a Santia,
autor del proyecto y dirección de las obras y a la Junta directiva formada por Andrés, Ramón y José
Mª.
Una industria muy vinculada a Villaseca fue la alfarería regentada por los hermanos Lucas, en
la cual se hacían toda clase de enseres de barro, torneado como pucheros, cántaros, etc. En sus
últimos tiempos terminó haciendo bloques y ladrillos para la construcción. Paralela a esta fue la
industria creada por el Tío Eleuterio, con sus hijos Herminio y Félix, dedicada a hacer pisos de mo-
saico y terrazo, que con el paso de los años algunos arquitectos han reconocido el esplendor del
piso de mosaico, volviendo a reponerlo en bares y centros ofi ciales.
Hubo dos profesionales que, para sacar adelante a sus familias, ejercían otros trabajos. Es el
caso del Veterinario, D. Guillermo, que ejercía de herrador arreglando los cascos y reponiendo las
herraduras a las mulas. El otro profesional era D. Pedro, el practicante, que ejercía su profesión
visitando casa por casa a cuantos vecinos lo necesitasen y que terminadas sus labores, ejercía de
peluquero y barbero en su casa.
Después de mencionar estas industrias, lo más predominante era la agricultura que, gracias la
latifundio del campo, vivían muchas familias y daban trabajo a otros tantos, haciendo las labores de
alzado y alomado.
Cuando llegaba la recolección, se preparaban los carros y galeras con su jerga correspondientes,
estacas, redes, engrase de ejes y humedeciendo las ruedas. Las mulas para los trabajos necesita-
ban la collera, el collerón, orcate, silla, sufra, barriguera, retranca y los tiros para la mula delantera.
VillaSeca
de la Sagra
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