Page 47 - LIBRO PALACE HOTEL MADRID
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 La espía Mata Hari.
 tribunal que la juzgó de que sus relaciones con militares y agentes alemanes estaban motivadas en la obtención de información para los servicios secretos franceses.
Pero el Palace no sólo estuvo relacionado duran- te estos años con la política internacional. De sus salones surgiría en marzo de 1918 la polémica sobre si Antonio Maura debía o no hacerse cargo del Gobierno y que terminó con la amenaza de Alfonso XIII de abdicar y la aceptación de Mau- ra para presidir un Gobierno de concentración nacional del que formarían parte desde el conde de Romanones hasta Francesc Cambó. Precisa- mente, en esos años el Palace se consolidó como la embajada de Cataluña en Madrid, ya que los políticos e industriales catalanes se convirtieron en clientes habituales de este establecimiento, algo lógico, pues el Palace no sólo era escenario de la vida madrileña o lugar de tertulias, sino
que era también centro de toma de decisiones por su proximidad al edi cio del Congreso de los Diputados. Josep Pla de nió el hall del Palace como «el microcosmos de la vida española y de una gran parte de la vida catalana». Por sus habi- taciones pasaron destacados políticos catalanes como Hurtado, Frederic Rahola, Salvatella y el conde de Caralt, entre otros.
Otros huéspedes ilustres de esos años fueron Igor Strawinsky, el bailarín Nijinski y el director Diaghilev, cuyos ballets rusos, en 1917, represen- taron en el Teatro Real El pájaro de fuego y La consagración de la primavera. Eran los años de los danseurs mondains (bailarines mundanos), que
The Palace, however, was not only in touch with international politics during these years. In March of 1918, its halls saw the birth of the con- troversy over whether Antonio Maura should or should not be put in charge of the government, which ended with the threat by A onso XIII to abdicate and the acceptance by Mauro to preside over a government of nationalist concentration made up of  gures ranging from the Count of Romanones to Francesc Cambó. Precisely in these years, the Palace consolidated itself as the Catalan embassy in Madrid, given that Catalan politicians and businessmen became regular clients of this establishment, which was only log- ical given that the Palace was not only Madrid’s stage for conversations but was also the centre for making decisions due to its proximity to the building of the Congreso de Diputados. Josep Pla de ned the hall of the Palace as ‘the microcosm of Spanish life and a good deal of Catalan life’. Such notable Catalan politicians passed through its halls as Hurtado, Frederic Rahola, Salvatella, and the Count of Caralt, among others.
Other illustrious guests during those years were Igor Stravinsky, the dancer Nijinski, and the di- rector Diaghilev, whose company Ballets Russes performed ‘The Bird of Fire’ and ‘The Consecra- tion of Spring’ at the Teatro Real in 1917. These were the years of the danseurs mondains (‘worldly dancers’), who exhibited their style by dancing tangos, and a singer named Miss Leona who, as Agustín de Figueroa, the Marquis of Santo Floro, would recall years later, was ‘a very mischievous French woman with a cultivated beauty spot
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The spy Mata Hari.


























































































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