Page 1439 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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          recha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, 34
          porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus ves-
          tidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los 35
          gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálve-
          se a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los 36
          soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole
          vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate 37
          a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con le- 38
          tras griegas, latinas y hebreas: ÉSTE ES EL REY DE LOS
          JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le 39
          injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y
          a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni 40
          aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nos- 41
          otros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo
          que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y 42
          dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. En- 43
          tonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo
          en el paraíso. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas 44
          sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, 45
          y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, 46
          clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
          espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión 47
          vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verda-
          deramente este hombre era justo. Y toda la multitud de los 48
          que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había
          acontecido, se volvían golpeándose el pecho. Pero todos sus 49
          conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea,
          estaban lejos mirando estas cosas. Había un varón llamado 50
          José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del
          concilio, varón bueno y justo. Éste, que también esperaba el 51
          reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los
          hechos de ellos, fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y 52, 53
          quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepul-
          cro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a
          nadie. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el 54
          día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde 55
          Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue
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