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Viernes 17 Agosto 2018
VERDE - FERIA - F - III
Semana 19º durante el año
San Jacinto de Cracovia LITURGIA DE LA PALABRA
Nació en Polonia en el 1º LECTURAº LECTURA
1
año 1192 y fue envia do Lectura de la profecía de
por santo Domingo de Ezequiel 16, 1-15. 60. 63
Guzmán a Cracovia en el
año 1222 para pre di car y La palabra del Señor me llegó en es-
levan tar con ven tos. Gran tos términos:
ora dor, acer có a miles de Hijo de hombre, da a conocer a
per so nas ale ja das de la fe, Jerusalén sus abominaciones. Tú dirás:
a la Palabra del Señor. Murió en el año Así habla el Señor a Jerusalén: Por tus
1257 dejan do 30 con ven tos con mas de orígenes y tu nacimiento, perteneces al
400 frai les. Media Europa reco gió los país de Canaán; tu padre era un amo-
fru tos sem bra dos por san Jacinto. rreo y tu madre una hitita. Al nacer, el
día en que te dieron a luz, tu cordón
umbilical no fue cortado, no fuiste la-
“Moisés les permitió vada con agua para ser purifi cada, ni
divorciarse de su mujer, frotada con sal, ni envuelta en pañales.
debido a la dureza del Nadie se compadeció de ti para hacer-
corazón de ustedes, pero te alguna de esas cosas, sino que fuiste
arrojada en pleno campo, porque da-
al principio no era así” bas asco el día que naciste.
Yo pasé junto a ti, te vi revolcándote
en tu propia sangre y entonces te dije:
RI TO DE EN TRA DA «Vive y crece como un retoño del cam-
po.» Tú comenzaste a crecer, te desa-
Antífona de entrada rrollaste y te hiciste mujer; se formaron
Sal. 73, 20.19.22.23 tus senos y crecieron tus cabellos, pero
Acuérdate, Señor, de tu alianza, y estabas completamente desnuda. Yo
pasé junto a ti y te vi. Era tu tiempo,
no olvides para siempre a tus pobres. el tiempo del amor; extendí sobre ti el
Levántate, Señor, defi ende tu causa borde de mi manto y cubrí tu desnudez;
y no desoigas el clamor de los que te te hice un juramento, hice una alianza
invocan.
contigo -oráculo del Señor- y tú fuiste
Oración colecta mía. Yo te lavé con agua, limpié la san-
Dios todopoderoso y eterno, a quien, gre que te cubría y te perfumé con óleo.
movidos por el Espíritu Santo, nos Te puse un vestido bordado, te cal-
animamos a llamar Padre; confi rma en cé con zapatos de cuero fi no, te ceñí
nuestros corazones la condición de hijos con una banda de lino y te cubrí con un
tuyos, para que podamos entrar en la manto de seda. Te adorné con joyas,
herencia prometida. Por nuestro Señor puse brazaletes en tus muñecas y un co-
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina llar en tu cuello; coloqué un anillo en tu
contigo en la unidad del Espíritu Santo, nariz, pendientes en tus orejas y una es- 51
y es Dios, por los siglos de los siglos. pléndida diadema en tu cabeza. Estabas