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España tiene una rica y diversa historia de renovación pedagógica
completa de iniciativas escolares que significaron una separación y mejoría en
cada momento histórico. Según Dewey la educación como crecimiento,
desarrollo o proceso de madurez requiere una interacción continua entre el
individuo y su entorno. En la pedagogía norteamericana de las últimas décadas
del siglo XIX se realizan una serie de importantes cambios que proclamas una
nueva fase del desarrollo educativo. En nuestro país desde finales del siglo XIX
hasta nuestros días, esta conducta fija de crítica, mejora e innovación de la
escuela ha causado una variedad de iniciativas que se han distanciado total o
parcialmente del prototipo escolar tradicional estableciendo un modelo escolar
alternativo.
En la segunda mitad del siglo XIX en España se creó el movimiento
intelectual llamado Krausismo (1781-1832). En la filosofía de Krause se presta
especial atención en la ética y el derecho.
El Krausismo español fue un estilo de vida que remplazó las cuestiones
tradicionales de la religión española por temas de ética, derecho, sociología y
pedagogía. Su mayor auge coincidió con la década de los años 60-70. Poco
después fue desapareciendo como consecuencia de los avances de Europa. Sus
seguidores impulsaron un movimiento de educación que acabó creando la
Institución Libre de Enseñanza.
Esta institución fue creada en 1876 por una agrupación de catedráticos,
entre ellos encontramos a Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate
y Nicolás Salmerón. Giner de los Ríos el cual fue el dirigente que llevó a cabo la
Institución Libre de Enseñanza.
Ellos se alejaron de la Universidad para apoyar sus propias cuestiones
universitarias como la libertad de cátedra y rechazar a ajustar sus conocimientos
a los principios oficiales en materia religiosa, política o moral. Debido a esto se
vieron obligados a proseguir su finalidad educadora al margen de los centros
universitarios del Estado, por medio de la fundación educativa privada cuyas
primeras destrezas se situaron hacia la enseñanza universitaria y posteriormente
a la educación primaria y secundaria.
Es indiscutible que para entender el sentido pedagógico de Dewey es
imprescindible la cercanía al pragmatismo donde Dewey confirma que la eficacia
del pensamiento se demuestra en la acción, considerando las necesidades
humanas para sobrevivir y recurrir a la interacción con el hombre. Con estos
argumentos da paso a la creación de la Escuela Nueva que tiene como objetivo
garantizar el logro de una gran participación con un mayor compromiso por parte
de los ciudadanos con el sistema del momento.
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