Page 204 - Confesiones de un ganster economico
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                        una reunión de dirigentes de muchos países que tuvo lugar en Bretton Woods, una
                        localidad de New Hampshire, mi Estado natal. El Banco Mundial y el Fondo
                        Monetario Internacional creados entonces debían servir para la reconstrucción de una
                        Europa devastada por la guerra, y el éxito fue notable. El sistema se extendió con
                        rapidez. Fue ratificado por los principales aliados de Estados Unidos y aclamado como
                        una panacea contra la opresión. Se nos prometió que todos seríamos salvados de las
                        garras del pérfido comunismo.
                           No obstante, era inevitable preguntarse adonde conducía todo eso. A finales de la
                        década de 1980, con el derrumbamiento de la Unión Soviética y del movimiento
                        comunista mundial, obviamente la disuasión dejaba de ser un motivo. Y también
                        resultaba evidente que el dominio global fundamentado en el capitalismo iba a
                        imperar sin cortapisas. Tal como observa Jim Garrison, presidente del foro State of the
                        World:

                           Acumulativamente, la integración del mundo en un solo conjunto, sobre todo en
                           términos de globalización económica con las míticas propiedades del «libre
                           mercado», representa un auténtico «imperio» por derecho propio [...] Ningún país
                           del mundo ha logrado resistir el magnetismo ineluctable de la globalización. Pocos
                           escapan a los «ajustes estructurales» y los «condicionamientos» del Banco Mundial
                           y del Fondo Monetario Internacional ni a los arbitrajes de la Organización Mundial
                           del Comercio, cuyas instituciones financieras, por más que inadecuadas,
                           determinan todavía el significado de la globalización económica, cuáles son sus
                           reglas y cómo se recompensa la sumisión y se penalizan las infracciones. Es tal el
                           poder de la globalización que la generación actual probablemente presenciará la
                           integración de todas las economías nacionales del mundo en un solo sistema de
                           mercado global, libre pero no equitativo.

                           Mientras rumiaba estas cuestiones decidí que había llegado el momento de
                        contarlo todo en un libro: La conciencia de un gángster económico. Pero no lo llevé
                        con discreción. Nunca he sido capaz de escribir aislado en un despacho. Necesito
                        discutir mi trabajo con otras personas, que me aportan inspiraciones y me ayudan a
                        recordar y a poner en perspectiva los acontecimientos del pasado. Me gusta leerles
                        pasajes de mis borradores a los amigos, a fin de escuchar sus reacciones. Aunque
                        entiendo que esta manera de trabajar tiene sus riesgos, para mí no hay otra. Así pues,
                        no fue ningún secreto que yo estaba escribiendo un libro sobre mis tiempos en MAIN.


























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