Page 30 - Los judíos y la masonería - Pe. Nicolas Serra y Caussa, 1907
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            exterminio.  Las  damas  más  encopetadas  tellÍan  el  alma  tan'
            corrompida  como  sus  maridos  o  sus  padres,  y  las  poesías
            de  los  trovadores  no  eran  más  que  sartas  de  impiedades
            amorosas. "
              Tocante  al  parecer  antes  mt>ncionado  de  Drumont
            sobre  la  revolución  albigense,  sin  negar  una  parte  muy
            activa  y  personal  en  aquellos  trastornos  e  iniquidades  a
            los  judíos,  nos  parece  que  los  maniqueos  eran  muy  hom-
            bres  para  semejantes  hazañas;  a  no  decirse,  o  que  los  ju-
            díos  habían  penetrado  en  esta  secta  conforme  a  su  impres-
            criptible  tradición .de  aliarse  con  todos  los  enemigos  de  la
            Iglesia.,  o  que  al  cargo  de  los  judíos  se  haya  de  apllcar  el
            mayor  refinamiento  de  impiedad  y  exceso  de  baroarie  en
            aquella  guerra  ominosa.
              Continuando  la  hoja  de  servicios  que  trazamos  a  los
            judíos  ¿ qué  plan  más  diabólico  por  ellos  tramado  para  per-
            dición  de  la  Cristiandad  y  por  ellos  alentado  a  riesgo  de
            todas  sus  fortunas,  que  el  de  principios  del  siglo  XIV?
            Dirjgir  a  los  países  cristianos  la  expedición  más  numero-
            sa  posible  de  leprosos  que  por  todos  loS  medios  esparciesen
            el  contagio,  mientras  los  endemoniados  autores  de  la  es-
            pantosa  conjuración  con  todo  género  de  drogas  y  malefi-
            cios  procuraban  envenenar  a  los  perros  cristianos  entre
            quienes  vivían;  y  en  seguida,  en  medio  del  general  azora-
            miento  y  consternación,  arrojan  sobre  el  mediodía  de  Eu-
            ropa  las  armadas  y  ejércitos  del  rey  moro  de  Granada:  y
            del sUltán  de  Túnez,  decididos  a  echar  el  resto  y  ciertos  de
            que  sus  aliados  habían  de  secundarlos  con  armas  y  con
            traiciones  para  asegurar  el  golpe.  Consta  de  esta  conjura-
            ción  infernal  por  documentos,  cuya  autencidad  vindica
            Mr.  Drumont  contra  las  negativas  y  falacias  de  los  ami-
            gos  públicos  y  vergonzantes  de  la  raza  maldita.
              Por último,  dando  fin  a  nuestra  caza  de  fieras,  judío  era
            el  padre  del  iluminismo  francés  o  martinista,  el  español
            Martínez  Pascual  o  Pascual  Martínez;  judío  el  inventor  del
            iluminismo  alemán,  Weishaupt;  judíos  Hertzen,  Karl  Marx
            y  Lasalle,  fundadores  de  la  Internacional  y  maestros  del
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