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En  España  la  pedagogía  progresista  surgida  a  finales  del  siglo  XIX  y
               principios del XX, buscaba que el alumnado comprendiera el mundo en su totalidad
               para integrarse de manera dinámica y constructiva en él, desarrollando así todas sus
               potencialidades. Criticaba la escuela tradicional, a la que acusaba de formalismos,
               autoritarismo,  memorización,  competitividad  entre  alumnos,  y  de  una  educación
               pasiva.  Debido  a  esto,  algunos  eruditos  de  España  recibieron  con  los  brazos
               abiertos las enseñanzas de Friedrich Krause, cuya doctrina serviría para inspirar a
               los centros académicos, culturales y políticos del país.

                       Friedrick  Krause  era  un  filósofo  alemán  de  principios  del  siglo  XIX  cuyo
               sistema filosófico tuvo gran influencia en España y fue clave para el diseño de la
               Institución Libre de Enseñanza. Dicha filosofía fue denominada “krausismo” (1850-
               1880), la cual consistía en una fusión entre el teísmo (creencia de un Dios como un
               “ser”) y el panteísmo (Dios como equivalente a la naturaleza y universo). Por tanto,
               en la España progresista, se pretendía aferrar a esta filosofía alemana para que la
               religión  como  tal  fuera  más  tolerante  y  no  tan  gobernante  en  los  centros  de
               enseñanza (dogmatismo).

                       El  krausismo  defendía  el  pensamiento  liberal  o  la  tolerancia  educativa,  es
               decir, la libertad de cátedra del maestro para enseñar como mejor considerase. Esta
               libertad  se  configuraba  como  una  libertad  frente  al  estado  que  garantiza  la  libre
               expresión  de  un  docente  en  el  ámbito  de  la  enseñanza  pública  superior,  pero
               teniendo  presente  que  debían  de  basarse  en  los  programas  de  estudios
               establecidos de una manera respetuosa.
                       Por  otro  lado,  esta  filosofía  también  resaltaba  la  importancia  de  poner  al
               alumnado en contacto directo con la naturaleza y con cualquier objeto que pudiera
               estudiarse y transmitir conocimiento, impulsando así a la educación a ser más activa
               y cercana al alumnado.

                       Estas  ideas  no  fueron  bien  recibidas  por  las  clases  más  privilegiadas,  las
               cuales recibían educación por parte de la iglesia. Por esta razón, nació la idea de
               crear una generación educada por la filosofía krausista, capaz de ser más racional,
               ética  y  activa.  De  esta  forma,  el  krausismo  inspiró  a  la  institución  libre  de
               enseñanza,  provocando  cambios  en  la  sociedad  española,  asfixiada  por  un
               pensamiento  tradicional.  Dichos  cambios  alteraron  las  semillas  de  la  historia,  del
               derecho, de la filosofía, de las ciencias sociales, de la enseñanza y de la religión del
               país.

                       La Institución Libre de Enseñanza fue un ensayo anterior a otros movimientos
               dogmáticos  con  gran  fama  y  difusión  como:  “Las  escuelas  de  Parker,  Dalton  y
               Putney en Estados Unidos, o “Las escuelas Montessori en Italia”.
               Entre los años 1868 y 1874, tuvieron lugar las Cuestiones Universitarias, durante las
               cuales  se  luchó por defender la  libertad  de  enseñanza,  el respaldo,  la  conciencia
               científica y la libertad de cátedra. El 29 de octubre de 1876, el pedagogo y filósofo
               Francisco Giner de los Ríos, junto con Nicolás Salmerón, Gumersindo de Azcárate y



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