Page 122 - Cuco
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C E L E S T I N A


      -Mi profesión nunca estuvo bien vista. Los que no saben de estas cosas me tienen envidia. ¡Ya les gustaría a ellos
      ganarse la vida así de fácil!
      -Veo que usted está a gusto con lo que hace. Pero, ¿piensa alguna vez que jugar con la gente está mal?
      -¡Claro que sí! Una tiene sentimientos ¡Pero por encima del bienestar de los demás está el mío! Además,
      simplemente uso mis habilidades para conseguir el máximo provecho. Y puedo decir que los clientes se quedan
      tan conformes con lo que hago, que no tienen duelo del bolsillo.
      -En pocas, pero en algunas situaciones, el cobro le ha resultado un problema. ¿Le parece que hablemos del
      polémico asunto de La Celestina?
      -Por supuesto, siempre defenderé mi persona y mis acciones mientras pueda justificarlas.
      -Calisto acudió a usted para enamorar a Melibea, pero tuvo altercados con sus criados.
      -Calisto era un hombre rendido ante una mujer como otro cualquiera. Y yo le ayudé a conquistarla, no esos
      bribones que después exigían un reparto del botín. El problema es la envidia, ya le digo, el envidioso enflaquece
      de lo que otro engorda. Actúo por y para mí, no es nada extraño y mucho menos egoísta.

      -Tiene usted las ideas muy claras. ¿Cuál cree que es el mensaje final de la obra de Rojas?
      -Se nos deja a todos en el lugar de la ambición, pero así funciona la sociedad. Es un retrato con palabras.
      -Gracias a La Celestina será recordada.
      -¡No lo creo! Solo soy una persona más en el mundo con habilidad para tratar con la gente… Pero no me preocupa
      demasiado, la verdad, el recuerdo tras la muerte no es lo que más importa, sino la vida, y por eso yo he sacado de
      ella lo mejor.
      -Por todo lo que ha dicho, veo que considera que lo más importante es el dinero.
      -No el dinero como monedas y billetes para acumular. La inversión y el disfrute es lo principal para ser feliz.
      Podrá sonar ruin, pero sin dinero no eres nadie.
      -En la sociedad en la que vivimos, no se lo puedo discutir. Ha sido un placer conversar con usted, Celestina. ¿Le

      gustaría añadir algo?
      -Para mí también ha sido todo un placer, señorita. Esto no puede acabar sin comentarles que le echen un vistazo
      a la obra de Fernando de Rojas si les ha gustado nuestra charla. ¡No puedo negar que me hace feliz que alguien
      me haya plasmado en papel!
      Yasmina Losas. 1º Bach B





























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