Page 23 - Revista La carne 810

COCINA PREPARADA
En la actualidad, más de un tercio de la población española se decanta por hacer uso de la comida preparada en tiendas especializadas y supermercados.
Podríamos buscar la razón en que cada vez los hogares son más pequeños y el estilo se decanta más por la urbanización. Y, además, entre las prioridades de la población la de cocinar no es de las más importantes.
Si cabe, y después de la pandemia, el usuario ha aumentado la opción de “delivery” en restaurantes y tiendas de comida y cada vez son más los que están dispuestos a consumir productos preparados si los encontrara en un punto de venta.
Hay varios per les de usuario, pero los que más nos pueden interesar cuando hablamos de una carnicería artesana son aquellos que también están dispuestos a pagar un dinero por un producto que sea diferencial. Aquí es donde un carnicero al uso tiene ese hueco que debemos tratar de explotar.
¿Por qué hacer cocinados?
No podemos centrarnos en una razón única a la hora de pensar en por qué lanzarnos a hacer platos cocinados. El tiempo de grandes vitrinas de carnicería, repletas de producto fresco, es difícil de mantener, y más cuando queremos competir contra las grandes referencias de supermercados. El cocinado nos puede aportar un valor diferencial para ese consumidor que busca nuestro producto, pero facilitándole su manipulación.
Un cliente en una carnicería artesana busca:
- Calidad en el producto. Innovación. Sostenibilidad nutricional. “Como si lo hubiesen cocinado ellos mismos... o incluso mejor”.
- Mayor grado de elaboración. Recetas más complejas, difíciles de hacer en casa.
- Más facilidad de consumo. Platos listos para comer.
Pero esto no termina aquí. Haciendo cocinados podemos conseguir que nuestro producto fresco siga una línea de cuando lo presentamos en bruto hasta que lo cocinemos, multiplicando siempre su valor. Un ejemplo: podemos ofertar una pechuga de pollo de calidad, al día siguiente puede ser ofrecida con algún tipo de marinada en crudo, un día después formar parte de una tortita, y terminar siendo cocinada dentro de la misma y con una presentación en barqueta o similar. En ningún momento del proceso el producto se ha devaluado.
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