Page 4 - la casa DE PROCUSTO libro proyectado 2018 flip hop_Neat
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INTRODUCCION
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        El síndrome de Procusto  es la tendencia que poseen algunas personas, organizaciones
        sociales,  empresas  o  incluso  sociedades  a  rechazar  a  aquellos  con  características
        diferentes a las propias por miedo a ser superados o cuestionados por ellos. De este
        modo se establecen actitudes de discriminación e incluso cierto nivel de acoso hacia la
        persona que sobresale y que se considera puede amenazar la propia posición o estima.

        Las divergencias son mal vistas y/o castigadas.
        Normalmente  se  da  hacia  personas  que  pueden  estar  por  encima,  pero  también  se
        rechaza a personas que se considera tienen menores capacidades que las propias y en
        esta caso se les pretende modificar de cara a que se adapten a la visión del mundo de
        quién o quienes poseen este síndrome.

        Lo expresado en este trabajo es la experiencia personal  del autor quien ha debido de
        adaptarse a una mini sociedad tal como lo es la Universidad de Chile y también a su
        entorno, la sociedad toda. A través de observaciones y apuntes constantes se elaboró
        este trabajo  el cual  sintetiza la cultura casi generalizada de la sociedad chilena de
        rechazar las diferencias.  Su finalidad y posterior análisis será de cargos de los lectores
        quienes sopesaran su propio proceder y el entorno que los rodea.


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          Procusto, también conocido como Damastes, es según la mitología griega uno de los hijos del dios Poseidón.
        Este ser acogía en su hogar a los viajeros y les dispensaba una gran hospitalidad, con un trato amable y dispuesto,
        proponiéndoles pasar la noche en su morada. Sin embargo, al dormirse los invitados, Procusto los amordazaba y
        comprobaba si su tamaño difería con el de la cama de hierro en la que les acostaba. En el caso de que la persona en
        cuestión sobrepasaba el tamaño de la cama, Procusto pasaba a cortar los elementos que sobresalieran de ella. Si por
        el contrario era más baja y no la ocupaba por entero, le rompía los huesos con un mazo con el fin de estirarlo. En
        resumen, hacía que sus visitantes se ajustaran siempre a las medidas de su lecho.

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