Page 19 - Celebra DICIEMBRE AVANCES
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HOMBRES
 DE HOY








 Confrontación




 y reconciliación








 MTRO. SERGIO LUIS HERNÁNDEZ VALDÉS  prensión,  que  significa  entender  las  condiciones  que  llevaron  a
 SOCIÓLOGO Y TERAPEUTA Y DE PAREJA
 esa persona tan cercana a actuar de esa manera que me dolió.
 De acuerdo a mi experiencia personal y profesional, la re-
 l mundo, nuestro país, nuestro estado, nuestra   conciliación con nuestros padres puede tener efectos importan-
 ciudad, están viviendo tiempos convulsos. Hemos   tes  en  nuestro  bienestar  y,  al  hacerlo,  en  el  bienestar  social.  No
 estado presenciando a través de los medios de co-  podemos aspirar a tener una sociedad en paz si no tenemos paz
 E municación,  hechos  de  violencia  inauditos  que   interior.  Y la paz interior se logra al reconciliarnos con  “el origen”,
 nos han confrontado, en lo personal, en lo familiar, en lo   con quienes nos dieron la vida. Si estamos peleados con el origen
 social. Durante  mucho tiempo  pensé que la  confrontación   el mundo estará peleado consigo mismo.
 no estaba bien, rehuí el conflicto y prefería no reconocer   No conozco a alguien que no haya sentido que sus papás le
 las  diferencias.  Ahora estoy convencido  que la confronta-  quedaron a deber. En lo personal me faltaron abrazos de mi ma-
 ción es una condición para la reconciliación. Es momento   dre y mayor presencia de mi padre. He crecido con esas faltas,
 de hacerlo. Diciembre es un mes que se presta para ello.   con esas ausencias, y ante las dificultades, en lo íntimo, llegué a
 Les propongo hacer un ejercicio de confrontación con noso-  reclamárselas.  “¿Por qué no me abrazaste más, por qué no me
 tros mismos. Aprovechar que termina el año para revisar cómo   mostraste tu  cariño  con  más efusividad? ¿Por  qué  no  jugabas
 me he relacionado conmigo mismo, con mis seres queridos y a   conmigo? ¿Por qué no estabas más presente?” Reclamos que es-
 partir de ello realizar un ejercicio de reconciliación. Siempre ha   condían tristeza y añoranza. A la vuelta de la vida, he entendido
 sido más fácil culpar a otros de lo que nos ocurre, de lo que ocurre   que mis padres me dieron todo lo que podían darme, y que si no
 en nuestra sociedad. En lo social culpamos al gobierno, a los po-  me dieron más es porque ellos no lo tenían, porque ellos no lo
 líticos,  a  los  dirigentes.  En  lo  personal  culpamos  a  nuestros  pa-  tuvieron.  La madre de mi madre y la madre de la madre de mi
 dres, a nuestras parejas, a nuestros hermanos, a nuestros jefes.   madre fueron mujeres que pelearon por la sobrevivencia de su
 En ambos casos, cuando en lo personal y en lo social culpamos   hijas e hijos, en tiempos en los que eso es lo que había que prote-
 al otro de lo que ocurre, de lo que nos ocurre, estamos juzgando   ger, la vida. Mi padre, el padre de mi padre y el padre del padre de
 “al otro” con severidad, sin darnos cuenta que al hacerlo nos es-  mi padre fueron hombres que aprendieron a trabajar para que
 tamos juzgando a nosotros mismos y también lo hacemos con   no faltara el sustento material de la familia, en tiempos donde la
 mucha severidad, exigiéndonos con frecuencia mucho más de   cercanía y el afecto masculino no eran valores reconocidos.
 lo que somos capaces de hacer… y sufrimos.  Aprovechemos este mes para reconciliarnos con nuestros
 Les propongo aprovechar este mes de diciembre para recon-  padres. No importa si ya no están presentes. Nunca será tarde
 ciliarnos con  quienes tenemos diferencias,  a  partir de una  sana   para abrazarlos y para agradecerles que nos dieron la vida. Si
 confrontación, reconociendo lo que yo, con mis actos u omisio-  lo hacemos, estaremos contribuyendo, desde nuestro espacio,
 nes,  he  contribuido  para  que  la  relación  con  “el  otro”  haya  llega-  desde nuestra trinchera, a construir una sociedad más en paz y
 do a ese punto de conflicto. Reconciliarnos con los más cercanos   estaremos en paz con nosotros mismos.
 cuya relación sea más significativa, con nuestras parejas, con   ¡Felices fiestas!
 nuestros hermanos, con nuestros padres.  Y para hacerlo, lo pri-
 mero que tenemos que hacer es reconocer el conflicto, lo que me   Sergio Luis Hernández Valdés
 duele, y después hacer un ejercicio honesto y profundo de com-  shavaldes1@hotmail.com



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