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De la situación actual
De finales de la década de 1990 en adelante y hasta la actualidad empieza a tener lugar un resurgimiento y vigencia de la Política Social. La revitalización se manifiesta en la cantidad, diversidad y ampliación de la cobertura de Programas de Asistencia Social en prácticamente todos los países de América Latina y el Caribe.
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La característica más relevante es la reorientación de la otrora prestación de servicios denominados sociales, bajo premisas de universalidad, es decir, sin distingos de la condición y situación socioeconómica de las personas; hacia subsidios al ingreso familiar, bajo el supuesto de inversión en capital humano, mediante transferencias (mone- tarias y no monetarias) dirigidas a población en condición de pobreza (extrema y/o básica), mediante sistemas de focalización (geográfica y/o individual) condicionada a estados (niñez, madres embarazadas o lactantes, personas en envejecimiento y/o con discapacidad), con o sin cumplimiento de corresponsabilidades en educación (asistencia escolar), salud (controles preventivos) y nutrición (consumo de alimentos), regulándose el derecho a participar mediante documentación legal de identidad (acta o constancia de nacimiento para menores de edad y cédula de identidad para las personas en mayoría de edad), como requisito sine qua non de entrada para el registro, afiliación y seguimiento (Pichardo Muñiz, 2016b; Rawlings y Rubio, 2003; Stampini y Tornarolli, 2012).
La idea original de las transferencias monetarias, considerada como una innovación de la región que se exporta posteriormente los continentes de África y Asia, proviene de dos econo- mistas brasileños (Camargo, 1993; Almeida y Camargo, 1994). La primera aplicación se realizó en el Distrito Federal de Brasil en Brasilia y en la ciudad de Campiñas en Sao Paulo, en 1995. Brasil es el país pionero con el Programa Fose Cero (Hambre Cero) y una diversidad de pro- gramas que se unifican en Bolsa Familia, a la fecha el programa de mayor cobertura en cuanto al número de personas beneficiarias. México, inicia con el Programa de Educación Salud y Ali- mentación (PROGRESA), que luego se transforma en Oportunidades y ahora en Próspera, considerado un icono en materia de evaluación de impacto desde sus inicios. A principios de 2000 inicia Chile Solidario, ahora bajo el nombre de Ingreso Ético Familia y en Costa Rica Su- perémonos, suspendido y reemplazado por Avancemos y a partir de 2016 incorporado como parte de la Estrategia Puentes al Desarrollo. En el 2004, en la República Dominicana, se inicia el Programa Solidaridad, actualmente Progresando con Solidaridad (PROSOLI). En Surinam se desarrolla el Social Protection Support Programa y en Jamaica el Program of Advancement Through Health and Education, para mencionar algunos países (Pichardo Muñiz, 2014 y Pi- chardo Muñiz 2016b).
En materia de Política Social otra medida que caracteriza a la situación actual es la afiliación de la población en condición de pobreza a los regímenes subsidiados de la seguridad social, asumiendo el Estado el aporte correspondiente.
Una tercera medida, aunque en forma más tímida, son los llamados Programas de Apoyo al Empleo que, en general, incluyen capacitación para el trabajo y ayuda o apoyo económico. Su definición proviene del término Workfare, un anglicismo que rara vez encuentra una traducción
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