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Dilma Rousseff: Estados Unidos, China y América Latina
Suplemento Especial Pagina 12. 17/08/2021 (extracto).
Desde la crisis financiera de 2008, las crecientes fricciones entre China y Estados Unidos se han hecho evidentes. Durante la administración Obama, y más aún en la administración Trump, de manera declarada y abierta, las fricciones se han amplificado. La pandemia del COVID-19 aceleró estas tendencias.
En este contexto, China ha estado utilizando un manejo más sofisticado del llamado “poder blando”. Durante la 73° Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en mayo del 2020, propuso considerar a la vacuna contra el COVID-19 un bien público mundial. Al mismo tiempo, destinó dos mil millones de dólares en dos años a la OMS, institución boicoteada por Estados Unidos.
La administración Trump demostró una incompetencia fantástica en el manejo de la pandemia. China, por su parte, mostró una de las mejores gestiones de esta crisis excepcional, con un bajo número de muertes y un control estricto de la tasa de contagios. La decisión del expresidente norteamericano de retirar su país de la OMS contrasta con la posición más colaborativa y proactiva de China frente a l pandemia.
Creo que el COVID-19 marca un punto de inflexión en l historia de las relaciones internacionales, particularmente en la relación conflictiva entre Estados Unidos y China.
China tuvo un desempeño muy impresionante desde 1978 cuando Deng Xiaoping asumió el liderazgo del Partid Comunista de China (PCCh), la Comisión Militar Central el gobierno chino, adoptando una política de reforma apertura. Esta es la fase de oportunidad estratégica que s extiende por más de tres décadas, que será seguida, co algunas modificaciones, por los siguientes líderes y jefes de gobierno chino, como Jiang Zemin, Hu Jintao, Wen Jiabao ahora también, de alguna manera, expandida por Xi Jinping
(https://www.pagina12.com.ar/361883-dilma-rousseff-estados-unidos- china-y-america-latina)
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Taita Leonidas: presente en el corazón del Ecuador
Miles de indígenas ecuatorianos recordarán el próximo 31 de agosto los 33 años de la partida de monseñor Leonidas Proaño, obispo de la diócesis de Chimborazo y organizador de indígenas y cristianos que buscaron solidaridad y una forma distinta de vivir en medio de una sociedad que los explotaba.
Monseñor Proaño fue un mestizo de la provincia de Imbabura que tenía mucho cariño por su pasado. Dicen que vendió el oro de su iglesia para financiar la lucha indígena y el movimiento social que ahora lo recuerda.
Lo que hizo fue motivo para que las clases que dominaban Ecuador lo odiaran terriblemente. Lo calumniaron tanto que pidieron al papa Pablo VI que enviara un delegado para constatar “el comunismo” que propagandizaba entre los indios. Había escrito Proaño: Frente a pueblos empeñados con todas sus energías en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los condena a quedar al margen de la vida... la Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización.
No sólo que vendió el oro de la iglesia sino que repartió entre los indios las haciendas que eran propiedad de la diócesis. Les dio la tierra y les habló de la necesidad de recuperar su visión ancestral para construir un nuevo mundo.
Fue una de las figuras continentales que promovió una iglesia de los pobres y es reconocido como el “el obispo de los indios”.
Gira zapatista cierra un capítulo de la historia indígena
Los siete integrantes de Escuadrón 421 del EZLN, la mayoría mujeres; y unas dos mil personas más protestaron el pasado 13 de agosto en la Plaza de Colón, en Madrid, en rechazo al colonialismo y la campaña española que asesinó a millones de nativos latinoamericanos.
La banderola principal de la manifestación decía: “No nos conquistaron” y refleja gran parte del sentimiento que acompaña a la delegación zapatista que intenta recorrer el mundo en busca de una respuesta a la crisis provocada por el capitalismo.
Cuando les tocó hacer uso de la palabra dijeron "Vivir no es sólo no morir, no es sobrevivir. Vivir como seres humanos es vivir con libertad. Vivir es arte, es ciencia, es alegría, es baile, es lucha."
Su lucha es la lucha de las comunidades.
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