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Los defensas Sergio Navarro y Salvador Arenas
sonríen tras el triunfo sobre O’Higgins en
el Santa Laura, en 1958.© Revista Estadio
Ese mismo año, ante Unión Española, en
el empate 1-1, la conquista fue marcada por
Carlos Campos, quien iniciaba así su camino
a convertirse en el artillero histórico del club.
El 30 de noviembre, en la misma cancha don-
de se estrenó en el profesionalismo, gritaba el
primero de 199 tantos que celebraría el emble-
mático “Tanque”.
En 1958, debutaban Carlos Contreras y
El argentino Norberto Ferrari destacó en la ofensiva En 1955, Leonel Sánchez ya se había convertido
luis Eyzaguirre. ambos comenzaban a abrir- en 1957. © Revista Estadio en titular indiscutido, además de aportar 14 goles
se paso en un equipo que seguía siendo una en la temporada. © Revista Estadio
fuerza emergente. la temporada empezaba
con una gira por Bolivia, donde los resultados jorge ormos
serían promisorios triunfos por 5-0 y 3-1 sobre entrenadores salvador nocetti
The Strongest y Bolívar, además de un empate de la “u” alejandro scopelli luis tirado
sin goles ante Jorge Wilstermann. Todo indi- en los 50 miguel busquets luis álamos
caba que el alza demostrada el año anterior
tendría sustento en el torneo local que pronto
comenzaría.
Y así fue. El buen juego los llevó a rematar en Por lo pronto, los irregulares resultados de de entender que el sufrimiento estaba incor-
el cuarto puesto igualados con Palestino, y a solo cada temporada hasta la aparición del “Zorro” porado en su genética, pero también que el
tres puntos de Santiago Wanderers, que levan- en la banca del primer equipo comenzaban a éxito es posible y que no siempre es solo cele-
taba su primer trofeo como campeón nacional. quedar en el olvido. El doctor Sierra ya era pre- brando un triunfo deportivo.
*** sidente del club, y su ambicioso e integral plan lo importante no era únicamente la victo-
aun así, era una eternidad de 18 años sin de series inferiores comenzaba a dar frutos. ria, también el camino que se recorre hacia
ningún título. Por momentos, tanta siembra, Una institución tan grande, que seguía cre- ella. los valores se instalan en un lugar de
tantas apuestas a futuro no parecían suficiente ciendo en arrastre e incondiconalidad de sus privilegio en la institución. Y no porque no se
consuelo. En casi dos décadas, los hinchas azu- hinchas, no merecía tanto castigo como eran otorgue relevancia a los trofeos, pero no todo
les habían visto cómo sus tradicionales rivales casi dos décadas sin títulos. va en títulos.
sumaban varias coronas. las alegrías, sin em- Un período en que el club, sus jugadores y De cualquier modo, tanto sacrificio tendría
bargo, parecían estar a la vuelta de la esquina. sus fanáticos terminaron de forjar su temple, su recompensa.