Page 79 - Marketing Farmaceútico | Gregorio Zidar
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2.6. Clasificación de los medicamentos | Introducción
Existen varias formas de catalogar los medicamentos. Las más habituales son OTC y RX, pero a éstas le agregaremos dos más: OTX y hospitalarios.
La principal característica de los remedios de venta libre es que no requieren una receta médica para su adquisición. Son conocidos por las siglas en inglés OTC: Over The Counter, cuya traducción es “venta sobre el mostrador”, signifi- cando que el consumidor puede elegirlo libremente en la farmacia.
En contrapartida, los fármacos RX si requieren pres- cripción, y en algunos casos doble (ej. psicofárma- cos). La sigla RX es un símbolo que se originó en los manuscritos medievales como una abreviatura del verbo latino tardío “récipe”, la forma imperativa de “recipere”. Este término significa “tomar así”, como una instrucción a un farmacéutico, que precede a la receta del médico para preparar una medicación.
Los medicamentos OTX poseen características tanto de los RX como de los OTC, por ello es que la abreviatura refleja una combinación de ambas. Pero es importante señalar que técnicamente son de venta bajo receta, aunque por sus características se expenden sin la misma. Un típico caso se da con el ibuprofeno 400 y 600 mg. El primero es OTC, mientras que el segundo es ético. Sin embargo, al ser un producto de consumo habitual y con escasos efectos secundarios, el público suele solicitar la mayor concentración sin la prescripción.
El segmento de productos hospitalarios está compuesto por aquellos cuya pres- cripción y administración se deben hacer bajo la responsabilidad del servicio de farmacia de la institución, ya sea por las características de los principios activos que entran en su composición, por sus indicaciones específicas, por sus espe- ciales características de utilización o por necesitar reajuste continuado de dosis. Los envases de este tipo de fármacos suelen ser más grandes que el resto de las categorías (conteniendo varios blísteres, ampollas, etc.), y esto se debe a que los hospitales y sanatorios administran a sus pacientes diversas dosis y les resulta más práctico manejar blísteres sueltos y no estuches tradicionales.
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