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masculinidad y la feminidad. De acuerdo con la concepción predominante del “deber ser”, para los hombres la llegada
          de la andropausia puede significar “dejar de ser hombre”, más cuando existe disfunción eréctil, y para las mujeres, con
          la menopausia, “dejar de ser mujer”, una situación similar se da cuando hay extracción del útero o una mastectomía
          total.

          En nuestra sociedad, cuando mujeres y hombres se salen de sus guiones de género se les ha cuestionado; sin embargo,
          las transformaciones sociales, culturales, económicas y de desarrollo dificultan cada vez más asumir esos guiones
          estereotipados. Al respecto, Barrios, afirma que
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               Muchos varones no se sienten capaces de responder satisfactoriamente a las exigencias del sistema patriarcal
               y falocrático, pues ellos mismos, los supuestos beneficiarios del poder, viven confundidos, desvalorizados,
               con virilidad disminuida y frustración crónica. Esto ha provocado que los hombres, hoy más que nunca, vivan
               crisis relacionadas con la dificultad de ser hombres, lo que tiene que ver con la obligación social de ser “todo
               un hombre”, y con la cancelación de muchas de sus potencialidades para poder desempeñar el papel asignado.
               Por otro lado hay que desmitificar que la desigualdad social entre géneros sólo perjudica a las mujeres, pues
               origina malestar y sufrimiento a ambos sexos.

          Con todo, la vejez es interpretada como la pérdida de los atributos masculinos y femeninos; de ahí que la depresión,
          la ansiedad y el suicidio, sin una cultura de autocuidado y prevención, sean cada vez más frecuentes en esa etapa de
          la vida de los hombres. 6,18,19-21


          En esta época de transición y de nuevos papeles de hombres y mujeres en la sociedad, que van más allá de la
          masculinidad y la feminidad tradicionales, los hombres deben comprender y aceptar emociones tales como ternura,
          tristeza o compasión (consideradas típicamente femeninas), simpatizar y tener comunicación asertiva con otros
          hombres y mujeres, y con sus parejas; resolver conflictos de manera no violenta, y ser más conscientes en el cuidado
          de su salud y de la salud de otras/os.  De igual forma, se debe reconocer que los hombres pueden ser un grupo de
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          población en situación de vulnerabilidad, al reproducir patrones, normas y estereotipos de género, como el hombre
          “macho”, “fuerte” y “viril”.



  Foto: Miriam F. Villanueva Cázares. Acervo del CNEGSR











































    Género y Salud               2011
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