Page 8 - SHAMMAH FEBRERO 2017
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8   Febrero 2017 | Shammah                                                                                                                                                                                                                                                            Febrero 2017 Shammah  9
      JONÁS: LA HISTORIA DEL PEZ





          MÁS GRANDE DEL MUNDO





   Vino palabra de Jehová por vez a Jonás, diciendo:
   Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama
   en ella el mensaje que yo te diré. Y fue a Nínive conforme
   a la palabra de Jehová.                                JONÁS 3: 1-3A
   LA  EXISTENCIA  DE  “OLAS  co sur. Se ha informado de  ba Jonás, hombres que ha-       por la borda cualquier carga
   DESCOMUNALES”  NO  SE  otros  incidentes  similares  bían  cruzado  las  aguas  del  que  no  fuera  necesaria,  un     Un poco tiempo antes, qui-
   verifi có científi camente has-  desde aquel año.           Mediterráneo  toda  su  vida,  profeta hebreo –en aparien-  zá sólo unas semanas o in-
   ta  el  1  de  enero  de  1995,     Aunque no son frecuentes,  nunca se habían encontrado  cia- ajeno a las circunstancias  cluso días, el Señor se había
   cuando un muro de agua de  las  olas  descomunales  de-   antes con algo parecido. No  estaba  profundamente  dor-  acercado  a  Jonás  con  una
   veinticuatro  metros  golpeó  muestran lo volátil y preca-  cabe  duda  de  que  sobrevi-  mido en la bodega del barco.  orden sencilla: “Levántate y
   de repente la plataforma pe-  rio que puede resultar el mar  vieron  para  contar  historias  La nave se movía de un lado  ve a Nínive, aquella gran ciu-
   trolífera Draupner en la cos-  en  condiciones  extremas.  de  incontables  tormentas  a  otro,  pero  increíblemente  dad,  y  pregona  contra  ella;
   ta de Noruega. Era de más  En medio de una tormenta,  en  sus  muchos  viajes,  pe-    Jonás no. Fue sólo cuando el  porque  ha  subido  su  mal-
   del  doble  del  tamaño  de  las olas de los océanos casi  ro quizá ninguno había sido  capitán del barco le despertó  dad  delante  de  Mí”  (Jonás
   cualquier otra ola registrada  siempre alcanzan alturas de  como  ésta.  El  viento  recio  lo que hizo que Jonás fuera  1: 2). El mandato era claro y
   hasta ese día, una anomalía  siete metros y, en condicio-  parecía  enojado  y  vengati-  consciente del caos y el gran  directo: predica un mensaje
   inesperada de proporciones  nes  severas,  más  de  trece  vo,  al  golpear  al  indefenso  peligro de la tormenta.  de arrepentimiento o juicio a
   catastrófi cas.               metros. En raras ocasiones,  barco contra las barricadas  Sin  embargo,  una  vez  des-  los asirios en su ciudad ca-
                                pueden llegar a alcanzar al-  masivas  del  continuo  olea-  pierto,  Jonás  ya  estaba  en  pital de Nínive. Para Jonás,
                                turas mayores. Boyas de la  je. El machihembrado de ta-   medio de gran peligro. Cuan-  sin  embargo,  someterse  a
                                costa de Nueva Escocia, du-  blas que formaban el casco  do la tripulación echó suertes  ese  mandato  era  algo  ex-
                                rante la infame tormenta de  comenzó  a  astillarse  y  se-  para ver a quién culpar por la  traordinariamente  difícil.  En
                                Halloween de 1991 (conoci-   pararse bajo tan terrible pre-  ira  de  los  dioses,  Jonás  fue  vez de dirigirse al este hacia
                                da más comúnmente como  sión. Ola tras ola inundaban  señalado  y  sus  sospechas  Asiria,  el  titubeante  profeta
                                “La tormenta perfecta”), re-  la borda, cada una parecida  se confi rmaron: él era el ob-  huyó en la dirección opues-
                                gistraron  olas  en  el  Atlán-  a una ola descomunal en su  jetivo de Dios en la tempes-  ta. Se subió a un barco que
                                tico  de  más  de  33  metros.  implacable furia e inexplica-  tad. Esa tormenta, de hecho,  se dirigía a Tarsis, el puerto
                                Golpeadas  por  los  inten-  ble magnitud. La tripulación  el Señor la había enviado pa-  más al oeste del Mar Medi-
                                sos vientos de huracanes y  aterrada,  aferrándose  y  te-  ra castigarle por su fl agrante  terráneo,  cerca  de  la  actual
                                tormentas  tropicales,  estas  miendo que no sobreviviría,  desobediencia  y  para  dete-  Gibraltar,  en  España.  Pero
     Aunque  sólo  ha  sido  vali-  olas  masivas  son  a  la  vez  clamaba de pánico y deses-  nerle, de modo que no siguie-  pronto aprendería por las ma-
   dado  recientemente  por  la  aterradoras y mortales.     peración.  Esa  tormenta  pa-  ra  huyendo  aún  más  lejos.  las que es peligroso intentar
   ciencia,  relatos  de  testigos                           recía personal. Y sin duda lo  Con sus rostros desconcerta-  escapar  de  Dios  (cp.  Salmo
   oculares de tan aterrador fe-  El  capítulo  de  apertura  de  era.                    dos y ansiosos, los marineros  139: 7-12).
   nómeno, contados por mari-   Jonás está en medio de ese                                paganos miraban a Jonás en
   neros supervivientes, se han  tipo de tormenta intensa. La      UN PÍCARO              busca de una explicación.       Jonás tenía sus razones pa-
   transmitido  durante  siglos.  meteorología  moderna  ha         PROFETA                                            ra huir en dirección contraria
   El folclor marítimo está lleno  documentado  el  desarrollo                                   Entonces  le  dijeron  a Nínive. La capital asiria es-
   de  historias  de  estas  “olas  de ciclones tropicales en el                          ellos:  Decláranos  ahora  por  taba situada junto al río Tigris
   insólitas”, torres turbulentas  Mar  Mediterráneo:  tempes-                            qué nos ha venido este mal.  (en la actual Irak) y albergaba
   de  agua  salada  con  depre-  tades violentas que pueden                              ¿Qué ofi cio tienes, y de dón-  una población de seiscientos
   siones tan profundas y cres-  producir vientos de más de                               de vienes?                   mil, haciéndola una metrópo-
   tas tan altas que el océano  118  kilómetros  por  hora  y                                    ¿Cuál  es  tu  tierra,  li  excepcionalmente  grande
   podría  tragarse  literalmen-  crear  como  resultado  gran-                           y de qué pueblo eres? Y él  para  ese  tiempo.  La  ciudad
   te  a  los  barcos.  Incluso  des  olas.  Pero  la  tormenta                           les respondió: Soy hebreo, y  fue  construida  originalmen-
   barcos  marineros  moder-    narrada  en  Jonás  era  cua-                             temo a Jehová, Dios de los  te por Nimrod, el bisnieto de
   nos son susceptibles al po-  litativamente  diferente  de                              cielos, que                  Noé,  que  quizás  se  encargó
   der  de  tales  impredecibles  cualquier  otra  ola  que  pu-                                 Hizo el mar y la tie-  de la construcción de la torre
   e  imprevisibles  fuerzas  de  diera surgir de forma natural.                          rra. Y aquellos hombres te-  de  Babel  (Génesis  10:  8-11;
   la naturaleza. En 2001, dos  Jonás 1: 4 explica que “Je-                               mieron  sobremanera,  y  le  11:  1-9).  Se  había  converti-
   barcos cruceros, el MS Bre-  hová  hizo  levantar  un  gran                            dijeron: ¿Por qué has hecho  do en la capital de una nación
   men  y  el  Caledonian  Star,  viento  en  el  mar”,  indican-  Mientras los marineros gen-  esto?  Porque    ellos  sabían  enemiga pagana y represen-
   fueron  gravemente  afecta-  do que su causa era sobre-   tiles  se  afanaban  por  so-  que huía de la presencia de  taba todo lo malo que los is-
   dos por una ola descomunal  natural. Los experimentados  brevivir  con  desesperación,  Jehová, pues él se los había  raelitas odiaban.
   de  32  metros  en  el  Atlánti-  marineros con los que viaja-  achicando  agua  y  tirando  declarado. (Jonás 1: 8-10)
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