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Por Mariano León
Día de Muertos no es cualquier celebración en México: recordar a
nuestros difuntos de una manera amena y tan alegre hace una
esta grande y llena de colores que conmemoran la memoria y
posterga ese amor. Rompe cualquier barrera aunque la muerte
este de por medio. Esta esta llega a todos lados con la diferencia
de que se vive distinto a lo largo del país.

Zacatlán de las manzanas, pueblo mágico, municipio del estado de
Puebla, dispone del tiempo de todos al saber que esta fecha se
acerca, todos en el pueblo saben de lo que se avecina.
esas almas que llegaron de visita. La esta dura y dura y la huesuda
sin más, sonriente los saluda.
Las panaderías saben que una cosa esencial es preparar el mejor
producto a proporciones descomunales, pan artesanal que lleva la
mejor vibra para los vivos y para los muertos, los hornos se
mantienen caliente la mayor parte del día, panaderías llenas desde
las 8 am, gente esperando el pan caliente.
En el centro del pueblo se llena de puestos, huele a feria, tamales,
pan, churros, atole, sonrisas y las dulces voces de los niños, "me da
para mi calaverita", es lo más recurrente al entrar al entrar al
centro.
En la plancha del zócalo se encuentran más personas, mirando los
diferentes shows que han preparado ellos mismos, música, teatro
y demás, el kiosco adornado por mascaras de calaveras hechas por
los alumnos de diferentes escuelas primarias del estado, es el
mejor escenario para llevar a cabo las presentaciones.
A lo largo de la entrada del palacio municipal se encuentran varias
ofrendas, muchas de ellas son de las preparatorias y universidades,
sindicatos, dependencias de estado y empresas representativas de
Zacatlán, todas ellas con fotografías de las personas que
lamentablemente perdieron la vida en el transcurso de año.
Adornadas con los colores pastel que representa esta fecha,
comida y dulces típicos, vírgenes y santos, ores y velas, cruces y
muchas de ellas con un lindo "hasta siempre".
No hay muchas personas que se encuentren solas, la mayoría son
grupos grandes de familias, amigos o turistas, gran parte de ellos
se encargan de tomar fotografías con sus celulares. Las cafeterías
se encuentran llenas, los puestos de tacos no dan abasto, se llega
apreciar sonidos de cuetes estallar a lo lejos y cada hora todos
miran al cielo, se oye al campanero sonar desde lo más alto de la
iglesia.
El olor a la or de cempasúchil emana del pueblo, las veladoras no
se apagan y las que se llegasen apagar son prendidas por quien se
encuentre más cerca de ellas. La noche brilla más que el día, la luna

21 llega a su clímax, grande, redonda y amarillenta despide a todas