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ORDOÑO, sigue comiendo manzana y respondiendo a boca
llena
Más que prados, son sembrados
donde, segada la miés,
tras las escarchas y barros,
ese mismo viento entrega
denso aliento polvoriento
a rebaños de borrega
BLANCANIEVES
¡Sí has de ser fiero…! Me pega.
Salem ¿Dónde tienes tu morada?
HAMID
Yo habitaba en la alcazaba,
junto al confín del jardín
en que arranca el zacatín;
el que asciende por zaguanes
entre alhelís y arrayanes
hasta el cristal de las fuentes,
por donde el sol desperdiga
sus cien reflejos despacio.
Por el zacatín arriba
subíame yo a Palacio.
BLANCANIEVES
¡Oh, qué gloria ajardinada!
ORDOÑO
¡Dentellada de serpiente!
¡Tente, Ordoño, tente!
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