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y animado cotilleo,
todo placer se procura:
baño con depilación,
esmerada manicura
y, bajo una luz de aguamiel,
el deleite del aceite
con que masajean tu piel.
BLANCANIEVES
¡Masajeada, arreglada y depilada!
¡Y bien guapa! ¡Qué gozada!
ORDOÑO, bostezando
¡Esto ya es una estocada!
HAMID, arrancándose con un audaz acercamiento
¡No hay estupor que no asombres,
con tu belleza y aliños
cuando desarmarme quieres!
Pues eres de esas mujeres
que a los hombres vuelven niños
y a los niños hacen hombres.
BLANCANIEVES, llevándose la mano al escote
¡Ay, Salem, qué requetebién!
ORDOÑO balbuceando de sueño intenta su último cartucho,
y se queda dormido
Princesa, donosa,
también soy poeta:
“Moza tan fermosa
non vi en la frontera
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