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Exaltación de la Cocina
Cristián Bravo
Sociólogo aficionado
Poeta incomprendido
Feminismo moderno
Hoy en día nos encontramos en una plena invasión por un llamado
movimiento feminista el cual atenta romper con nuestras sociedades, que,
por cierto, no son nada patriarcales. Hablan de igualdad aquí, igualdad
allá, pero lo único que veo a final de cuentas son mujeres sin ropa y con las
axilas teñidas, ya no puedo pasar por la Alameda con mi Mercedes Benz
sin que un grupo de mujeres alienadas y sin ropas me detenga el paso.
Lo único que buscan estas mujeres seguidoras de la misandria es una
oportunidad para salir de la cocina o una oportunidad para dejar de lavar
ropa, cosa que no le veo nada de malo, además, mi nana nunca se queja de esto. Hablan tanto
de los privilegios del hombre sobre la mujer, y la verdad es que no los veo, ahora los piropos son
acosos sexuales. Me parece que son mujeres que se sienten hombres pero les da miedo a
reconocerlo, ya sea por rechazo social o por uno propio.
Lo que más gracia me hace es eso de los “hombres feministas” y de esto surge algo más
chistoso aún, y es el hecho de que, en marchas de índole feministas, las mujeres terminan
expulsando a los hombres de estas marchas, por ser hombres. (no lo digo yo, lo dicen ellas
mismas) Esto me lleva a pensar en que los hombres que quieren ser transexuales buscan
aceptación entre estas alienadas, (porque eso de hombre feminista no calza en mi mente para
nada cerrada), pero terminan siendo rechazados en cualquier círculo social. Otra cosa que no
entiendo es que las mujeres llevan milenios viviendo bajo completa libertad e igualdad respecto al
hombre, pero de un momento a otro a estas mujeres les nace de la gana romper la tradición, la
cultura y el orden, que impotencia más grande, sobre todo porque no puedo hacer nada al
respecto, si me acerco a razonar con ellas simplemente no se puede y me termina cayendo una
demanda por acoso sexual.
Todo esto me lleva a pensar que no son más que ruines niños y niñas que quieren jugar a
romperlo todo, al igual que los estudiantes que se autodenominan “clase baja”, que como todos
sabemos, sus marchas sólo son para romper semáforos, pero eso da para otra columna.
En conclusión, considero a este autodenominado “movimiento” una burla para nuestras libres e
igualitarias sociedades, por ende, no deberíamos de tomarlas enserio, si al fin y al cabo no son
más que jóvenes que se compraron las ideas de la izquierda y ahora quieren jugar a la revolución
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