Page 26 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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1.  Como Príamo, hijo  de Laomedonte,  tuviese muchos  hijos
               de su unión con Hécuba, hija de Ciseo o de Dimante, su esposa vio
               en un sueño, cuando estaba encinta, que daba a luz una antorcha
               encendida de la que salían muchas serpientes.
                  2.  Al  dar cuenta de esta visión a todos los intérpretes  de sue­
               ños, ellos prescriben que se dé muerte al niño que nazca para que
               no sea la perdición de la patria.
                  3.  Después que Hécuba dio a luz a Alejandro, éste es entrega­
               do a unos sirvientes para que lo maten, pero ellos, por compasión,
               lo  expusieron.  Unos pastores  lo  encontraron,  criaron  al  expósito
               como hijo suyo y lo llamaron París.
                  4.  Cuando  alcanzó  la edad viril,  tuvo  especial cariño por un
               toro.  Como hubiesen llegado donde él estaba unos servidores en­
               viados por Príamo para que alguien obtuviera un toro que se pon­
               dría como premio en los juegos fúnebres que se celebran en honor
               del propio Alejandro, comenzaron a llevarse el toro de París.
                  5.  El los persiguió y preguntó por qué se lo llevaban: ellos ex­
               plican que lo conducen al palacio de Príamo y que serta entregado a
               quien venciese en los juegos funebres de Alejandro. Inflamado por
               el cariño de su toro, acudió al certamen y venció en todas las prue­
               bas; superó incluso a sus hermanos.
                  6.  Deitobo, indignado, desenvainó la espada ante él y el otro
               saltó sobre el altar de Júpiter Herceo.  Como Casandra revelara en
               un vaticinio que era su hermano, Príamo lo reconoció y lo aceptó
               en palacio.
                                               (Traducción de S. Rubio)
          Paris participó en los juegos fúnebres venciendo en todas las prue­
       bas, lo que motivó que Héctor y Deifobo, que habían sido humilla­
       dos en las competiciones, decidieran matarlo. Paris se refugió junto al
       altar de Zeus. El pastor que lo había criado confesó a Príamo que el jo­
       ven era su hijo. Según otra versión, Casandra reconoció a su herma­
       no. Príamo celebró en honor del hijo un banquete, y no escuchó las
       profecías de los sacerdotes de Apolo, que recordaban el peligro que
       acechaba  a Troya,  cuya  destrucción  había  decretado  Zeus  y Temis,
       mientras París estuviera con vida.


       O tros amores  de A quiles:  B riseida,
       POLIXENA, PENTESILEA

          La saga desarrolla otros  episodios, de tipo amoroso, de Aquiles:
       con Briseida, con Polixena, y el amor de Pentesilea, reina de las ama­
       zonas.

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