Page 21 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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El ideal de la educación de Aquiles pasó a la época romana. Los
       reyes y los emperadores romanos se identificaron con el héroe griego,
       como ya sucedió desde Alejandro Magno hasta Juliano.



       A quiles  e n  E sciro

          Una de las sagas más famosas que inspiró a los artistas fue la estan­
       cia de Aquiles en la corte de Licomedes en Esciro, disfrazado de mu­
       jer para conseguir a su amada Deidamia, la de su posterior desenmas­
       caramiento por el astuto Ulises.
          Higino, liberto de origen hispano y bibliotecario del emperador
       Augusto, describió en sus Fábulas, 96, la estancia de Aquiles en la cor­
       te de Licomedes:

                  1.  La Nereida Tetis, como sabía que su hijo Aquiles, que había
               tenido de Peleo, moriría si participaba en la conquista de Troya, lo
               envió a la isla de Esciros, junto al rey Licomedes, a quien servía ves­
               tido de niña entre las hijas de las vírgenes del rey tras haberse cam­
               biado el nombre, pues las vírgenes lo llamaban Pirra, porque tenía
               los cabellos rubios y, en griego, rubio se dice «pyrrón».
                  2.  Pero cuando los aqueos se enteraron que estaba allí escondi­
               do, enviaron embajadores al rey Licomedes para pedirle que lo en­
               viara a ayudar a los dáñaos. El rey negaba que estuviese en su casa y
               les permitió buscar en el palacio.
                  3.  Como no podían averiguar quién  era,  Ulises  colocó  en la
               entrada del palacio regalos adecuados para mujeres y entre ellos un
               escudo y una lanza.  Ordenó que sonara la trompeta de guerra de
               improviso y ordenó que se produjera un ruido y clamor de armas.
                  4.  Aquiles, creyendo que se encontraba ante el enemigo, desga­
               rró sus vestiduras de mujer y se abalanzó sobre el escudo y la lanza.
               De este modo se dio a conocer y prometió ayudar a los argivos con
               su esfuerzo y con sus soldados mirmidones.

                                               (Traducción de S. Rubio)
          Este argumento ha dado origen a varias escenas distintas: Aquiles
       en la habitación de las mujeres; descubrimiento de Aquiles en Esciro;
       despedida de Licomedes; y Aquiles vistiéndose las armas.
          La primera composición fue seguramente pintada por Polignoto,
       en la Pinacoteca de los Propileos de Atenas, en la primera mitad del si­
       glo v a.C., y pasó al arte romano de los sarcófagos, de los mosaicos,
       de la toréutica, de las terracotas, y de los marfiles. Basta recordar unos

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