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                  ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
  • Podemos dar al bebé tanto cereales sin gluten como con gluten desde el inicio de la alimentación complementaria,
ya que se ha demostrado que la edad de introducción del gluten en la dieta del lactante no influye en el desarrollo de la enfermedad celíaca.
• Si damos cereales con gluten (trigo, centeno, cebada, espelta, avena, kamut), al principio, lo haremos en pequeñas cantidades para observar su tolerancia.
• Daremos prioridad a las versiones integrales y a los alimentos hechos
con harinas integrales, porque, en estos cereales, se ha conservado el grano entero. En los procesos de refinado, se elimina el salvado, que es donde está la fibra, y el germen, que es rico en vitaminas, minerales y también ácidos grasos insaturados. Incluso a veces se añaden azúcares.
   • El principal inconveniente de las legumbres es que son indigestas. Podemos contrarrestar este efecto manteniéndolas en remojo de6a12horasantesde cocinarlas, hirviéndolas, desechando el agua y
luego volviéndolas a hervir, o usando legumbres envasadas, aunque debemos enjuagarlas bien para quitar la sal y los posibles aditivos que contengan.
• También es importante
masticar bien las legumbres o hacerlas en puré, para que sean más fácilmente digeribles. • Algunas legumbres tienen una proporción baja de aminoácidos esenciales, pero podemos complementarlas con otros alimentos que no sean deficitarios en ese aminoácido en concreto.
El ejemplo más típico sería complementar las lentejas
con arroz.
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     • Desde los seis meses, el bebé puede comer cualquier tipo de fruta, si bien, debemos tener cuidado con la consistencia de algunas frutas y la forma en la que se las ofrecemos, porque puede haber riesgo de atragantamiento.
Es el caso de las uvas, que se las podemos dar, pero de una forma adaptada: si el bebé hace BLW, las cortaremos de manera longitudinal o en cuartos.
• Lo ideal es que los peques coman las frutas sin triturar, ya sea aplastadas, a trocitos o enteras. Si trituramos la fruta o hacemos zumo de frutas, se modifican sus azúcares, que pasan a ser azúcares libres, por lo que debemos limitar su consumo según las recomendaciones científicas.
• Con respecto a las verduras, antes del año, evitaremos tanto las espinacas como las acelgas, y, por debajo de los tres años, la borraja.
¿El motivo? Porque estas hortalizas son ricas en nitratos y pueden causar una enfermedad grave en los bebés, que se llama metahemoglobinemia.
• Como sucede con la fruta, hay que vigilar con ciertas texturas, como las zanahorias crudas, por ejemplo, por el posible riesgo de atragantamiento. • Algunas técnicas de cocinado permiten conservar mejor los nutrientes de las verduras, como la cocción al vapor o el hervido con poca cantidad de agua, durante poco tiempo y con tapa.
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Consejos sobre alimentación del bebé en el primer año de vida con LAURA ÁLVAREZ.
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